El jueves de la semana pasada, se dio a conocer la noticia de la renuncia de la Secretaria de Economía Tatiana Clouthier, y el lunes de esta semana el presidente de México licenciado Andrés Manuel López Obrador externó la designación de Raquel Buenrostro como la nueva titular.
Se han dado a conocer opiniones en el sentido de que es una mala señal para los empresarios e inversionistas nacionales y extranjeros, porque se dejaría a la deriva la política industrial y otras acciones que se tenían con dicha exfuncionaria para fortalecer la cadena productiva de México.
Como lo he referido en columnas anteriores, para nuestro país es de vital importancia que la economía siga reactivándose después de los meses más complicados originados por la pandemia (Covid-19), cuyos efectos no terminan.
Es importante tener muy presente que, con independencia de quien sea el o la titular, la Secretaría de Economía, tiene a su cargo, entre otras, desarrollar e implementar políticas de estímulo a la inversión nacional y extranjera.
Así como propiciar un crecimiento económico alto y sostenido a través de la innovación de los sectores económicos públicos y privados; de la inclusión de regiones y sectores económicos, con el fin de contribuir a generar bienestar para las y los mexicanos; facultades y funciones que, junto con el Banco de México, se deben seguir ejerciendo y llevando a cabo de manera eficiente y eficaz.
El crecimiento de la inflación durante los últimos meses en nuestro país ha traído consecuencias severas, el aumento de precios a servicios y productos básicos, de primera necesidad (frutas, verduras, tortillas, carne, leche, huevo), ha afectado, particularmente, a las familias que obtienen menores recursos económicos, pero también a la clase media de México; de ahí que demos votos de confianza a la nueva titular.