Era una clara falta y una broma lingüística, pero la expulsación terminó por convertirse en un referente futbolístico que hoy bien puede aplicarse a uno de los principales rivales en el terreno de juego y fuera de él: la violencia de género.
Sí, es tiempo de sacar la tarjeta roja a todas aquellas manifestaciones machistas que agreden la dignidad de las mujeres, y desde el terreno y las gradas impulsar la igualdad sustantiva.
El tema ya había rodado junto con el balón desde la década de los 70 y cobró relevancia en 2016 cuando se creó la Liga Femenil y se oficializó un torneo en el que ahora participan 18 equipos.
Desde entonces, se han hecho públicos casos de violencia, discriminación y acoso, como los de las árbitras Jessica Magdalena Jaime Uribe y Jessica Quetzalli Ramírez, las jugadoras de la Sub-15 y la Sub-20, y otros más que han quedado entre las paredes de los vestidores.
En el soccer y otros deportes, la violencia no es solo física o sexual; las jugadoras, árbitras, conductoras y periodistas de deportes sufren agresiones verbales en las que cuestionan su capacidad para jugar o entender el juego. Incluso, mientras el salario promedio de las mujeres futbolistas es de alrededor de 4 mil pesos mensuales, en los hombres ronda los 750 mil.
Según ONU Mujeres México, el deporte tiene un gran potencial para contribuir de manera social, política y económica al empoderamiento de niñas y mujeres, y debe ser aprovechado como herramienta de cambio.
La FIFA ha colaborado con la Organización Mundial de la Salud para generar conciencia sobre las agresiones domésticas, a través de la campaña #SafeHome. En México, ya hay clubes con protocolos, como León, Pumas y Club América.
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De hecho, el equipo de Coapa se convirtió en el primero de la Liga en firmar un acuerdo con la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en México (Conavim), luego de que uno de sus jugadores fuera acusado de violentar física y emocionalmente a su esposa.
Y la semana pasada anunció que dedicará su participación en la Liguilla a visibilizar y prevenir la violencia de género, con el impulso de organismos que atienden y apoyan a las mujeres, como el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) y el Consejo Ciudadano de la CDMX que, a través de la Línea de Seguridad y Chat de Confianza 55 5533 5533, les proporciona contención emocional y orientación jurídica gratuita, nacional y 24/7.
Ponerle marca especial al agresor —y lo digo en masculino porque en más del 90% de los casos son hombres— y expulsarle es el objetivo: ¡ni una jugada violenta más! En este partido no hay tarjetas amarillas.
Desde la tribuna, las y los aficionados podemos contribuir pateando los estereotipos de la cultura machista que está claramente en fuera de lugar, y sin necesidad de VAR. Sería deseable que más equipos sigan este ejemplo.