Por Connie Molina
Afrodita la Diosa griega del amor, Venus para los Romanos, representa la belleza, el deseo y todos los aspectos de la sexualidad. Afrodita podía provocar tanto a dioses como a hombres mortales a efectuar actos ilícitos con su belleza y susurrándoles palabras dulces al oído.
¿Cómo es la personalidad de Afrodita?
Es astuta, coqueta y seductora, pudiendo llegar a ser muy demandante e intensa, aunque a la vez es tierna, cariñosa y entregada, su principal motivo es el amor.
Lucía, mujer de 38 años, seductora, y físicamente atractiva, abierta, comunicativa, ingeniera de profesión; llega a consulta experimentando una fuerte depresión, dice sentirse muy desilusionada, por lo difícil que le ha resultado encontrar un hombre con quien formar un matrimonio. Casarse y tener una familia ha sido su principal motivación en la vida.
Me cuenta que ha tenido algunas relaciones, dos de ellas importantes y aparentemente formales, con hombres con los que pensó, alguna vez, llegaría a casarse, pero con los que finalmente terminó la relación, en gran parte, por el terror que demostraban ellos ante el compromiso.
Me llama la atención, su relato: hombres muy diferentes física y profesionalmente, pero de características relacionales muy similares, ambos a mi parecer, presentan lo que en psicología se conoce como el “Síndrome de Simón”: solteros, inmaduros, narcisistas, obsesionados con el trabajo y el dinero, que la han dejado, “muy lastimada, desencantada y decepcionada, sin poder dar pie con bola en mis relaciones amorosas”.
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Por la desilusión, tristeza y nostalgia con la que se expresa, me da la impresión al escucharla, que estoy hablando con una mujer de mucho mayor edad. Lucía a pesar de llevar una vida para muchos realizada, siente que ha fracasado cómo mujer, ya que no ha cumplido con su mayor deseo: ¡casarse!
¿Cómo es posible que ella, una mujer tan preparada y lista para dar tanto amor, sea tan incomprendida y menospreciada por los hombres, a los que ella seguramente haría muy felices? Me pregunta con los ojos llorosos.
Claramente noto en ella lo que en psicología se describe cómo “El Síndrome de Afrodita”.
¿De qué se trata?
Por lo regular es experimentado por mujeres después de los 30s, donde predomina la idea de que una mujer no puede realizarse sin un hombre, por lo que casarse y formar una familia se vuelve una obsesión en sus vidas. Su esencia es necesitar, (de ahí el pánico a la soledad y su necesidad de apoyarse en los demás).
En estos tiempos en los que el significado de “compromiso”, no solo se refiere al matrimonio como un objetivo de vida, las mujeres que presentan estas características del síndrome de Afrodita, pueden llegar a experimentar una gran frustración, baja autoestima, sentimientos de profunda tristeza y desilusión, acompañados de conductas, y pensamientos recurrentes y obsesivos, que solo las llevan a experimentar mayor infelicidad y frustración. Volviéndose esto un círculo vicioso de donde es difícil salir sin ayuda.
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