Opinión

Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo

Archivo - Una científica en el laboratorio del Parque Tecnológico de Zamudio de Bilbao, a 23 de mayo de 2022, en Zamudio, Vizcaya, País Vasco (España). La empresa biofarmaceútica vasca Oncomatryx ha conseguido la autorización de la Agencia Americana H.Bilbao - Europa Press - Archivo (humberto bilbao/Europa Press)

En el Año Internacional de las Ciencias Básicas para el Desarrollo Sostenible, el 10 de noviembre se dedica por parte de la Organización de las Naciones Unidas al Día Mundial de la Ciencia para la Paz y el Desarrollo, que en el 2022 tiene el tema “Ciencias Básicas para el Desarrollo Sostenible”.

Esto nos invita a ser conscientes del importante papel que juega la ciencia en la sociedad y en la vida cotidiana de las personas. Hoy más que nunca, la humanidad está obligada a la búsqueda de soluciones que reparen el desequilibrio entre la sostenibilidad de la naturaleza y nuestro paso por el mundo.

Los ciudadanos tenemos el deber de estar informados sobre los avances en la ciencia y convertirnos un poco en los científicos que comprenden la magnificencia, pero también la delicadeza del planeta que habitamos. Ya no estamos en los tiempos en los que la ciencia, la tecnología, el conocimiento, la sabiduría espiritual, pertenecían sólo a ciertos grupos o se accedían con mucha dificultad.

Nada pasa sólo porque sí, y el hecho de que tengamos a disposición las TIC, nos abre las posibilidades en todos los aspectos de la vida de formas nunca antes vistas. Si las aprovechamos para bien, podemos, por ejemplo, instruirnos sobre nuevas maneras de construir sustentablemente, sobre cómo incluir prácticas verdes, sobre las formas de reciclar, y reducir nuestra llamada huella de carbono.

También sobre prácticas que en otros lugares y asentamientos distintos al nuestro llevan a cabo con éxito para participar como ciudadanos conscientes, bien informados, empoderados y soberanos, en camino a la construcción de un mundo mejor para todos. Hoy por hoy, el planeta está en nuestras manos, y el llamado de programas mundiales como, por ejemplo, la Agenda 2030, es universal y para toda persona que esté atenta a los cambios que tenemos que hacer desde ya, y desde nuestro entorno inmediato.

Si queremos dejar a las futuras generaciones un planeta habitable y renovado no sólo en recursos naturales, sino una Tierra de nuevas dimensiones en ideas, formas de ser y de deber ser, tenemos que tomar acción responsable en cada uno de nuestros actos, sin más tiempo qué perder.

A veces suena catastrófico y por esto podemos tender a evadir y dejar pasar. Sin embargo, aún podemos hacer una gran diferencia al tomar conciencia de que somos las células de un gran cuerpo. Podemos soñar lo que queramos, unir misticismo y ciencia, espiritualidad y tecnología, utilizar nuestros talentos y poder creativo conectando mente y corazón.

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Es muy posible que, si nos aplicamos, impactemos de formas insospechadas, veloces, y con un gran #EfectoPositivo desde donde nos toque estar. Es el tiempo de la humanidad para demostrar que todo lo que hemos avanzado en la ciencia, ha valido la pena.

También de que somos capaces de generar desarrollo alineados a la Madre Naturaleza, y que vivir en este planeta, es un supremo regalo de abundancia, opulencia, riqueza, experiencias de todo tipo, pero, sobre todo, aprendizaje, y que es posible hacerlo como seres más evolucionados, profundamente conectados a la vida y recordando que somos espíritus viviendo una experiencia humana. Este y todos los días, podemos dedicar una reflexión al planteamiento de un mundo con nuevos horizontes.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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