La marcha por la democracia ha generado un sinfín de expresiones, afortunadamente son más las positivas que las negativas, las de solidaridad y defensa que los descalificativos y agravios.
Quienes somos legisladores tenemos el compromiso de votar en contra de la reforma electoral, porque eso fue lo que las y los miles de ciudadanos salieron a exigir a las calles, así como defender al Instituto Nacional Electoral (INE).
Porque como dijo el pasado domingo 13 de noviembre, José Woldenberg: “México no puede volver a una institución electoral alineada con el gobierno, incapaz de garantizar la necesaria imparcialidad en todo el proceso electoral. Nuestro país no merece regresar al pasado”.
“México no puede centralizar todos los procesos electorales en dos instituciones descomunales, no sólo porque somos —según la Constitución— una república federal, sino porque ni el INE ni un solo Tribunal podrán realizar con eficiencia lo que hoy encuentra cauce y solución en 32 entidades soberanas”, señaló.
Por eso lo digo abiertamente, mi voto será en contra de esta reforma regresiva que busca centralizar nuestra democracia, nuestros votos y el listado nominal; una reforma a modo y al capricho de un solo hombre.
Deslegitimar la marcha por la democracia es minimizar, subertimar y menospreciar, las voces de quienes piensan diferente al presidente, y quizá, hasta de quienes simpatizan con él, pero no comparten la premisa de que el INE pase a manos del régimen en turno.
No entiendo la molestía contra la manifestación ciudadana en defensa de instituto y de las libertades cuando se dicen demócratas, pues un demócrata es el primero en convocar a la ciudadanía a expresar sus descontentos y en hacer valer sus derechos.
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El despertar de la sociedad civil organizada, de las y los ciudadanos, me motiva y entusiasma, porque juntos hacemos más que caminando cada quien por su lado.
Hoy somos más los que queremos avanzar hacia una nación demócrata, con libertades, con respeto a nuestros derechos y con instituciones autónomas e independientes como el INE.
Estoy segura que no será la primera ni la única vez que las y los mexicanos salgamos a las calles cuando de defender nuestra democracia se trata, y yo estaré ahí.