Hace ya algunos días, en la Ciudad de México y en otras 21 entidades se llevaron a cabo marchas ciudadanas con el objetico de mostrar su apoyo al Instituto Nacional Electoral y de la misma manera expresar el rechazo a cualquier reforma constitucional que pudiera lastimar a nuestra democracia a través de algún menoscabo a nuestro árbitro electoral que no solo pudiera debilitarlos sino también darle fuerza al oficialismo para manejar los comicios a su placer.
Se habla de que estos movimientos civiles alcanzaron una alta asistencia y el mensaje no quedó en las calles, sino que caló hondo en Palacio Nacional.
Durante la semana posterior, dicha marcha acaparó la agenda del presidente durante sus conferencias mañaneras y no solo descalificó de cuanta manera pudo a los asistentes a estas manifestaciones, también convocó a los suyos a realizar una marcha en apoyo a sus causas.
Es verdad que muchos de los personajes insignia de la oposición participaron en esta marcha ciudadana, pero no hay que perder de vista que era una marcha en favor del Instituto Nacional Electoral, de un organismo autónomo. No se trató de una marcha de colores, filias o fobias.
Sin embargo, al presidente le quedó el saco y decidió ponérselo, subió el tono y aumentó los calificativos para desestimar la voz de los ciudadanos que se hicieron escuchar por toda la república.
El próximo domingo, 27 de noviembre, se llevará a cabo la marcha en apoyo al presidente y a su movimiento, misma que se entiende como la antagonista a la marcha en defensa del Instituto Nacional Electoral.
El presidente una vez más busca polarizar a la población, al parecer entre los que defienden a un organismo autónomo que procura la democracia y los que están en contra de este. Veremos en los próximos días cual será el alcance de la convocatoria y cuales son los verdaderos motivos de esta.
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Una autoridad responsable, prudente y en búsqueda de consensos habría escuchado a todos los sectores de la ciudadanía para perfeccionar el funcionamiento del Instituto Nacional Electoral y blindarlo para un futuro junto con la democracia del país.
Sin embargo, el presidente respondió con cólera y con un movimiento contrario que una vez más, no busca otra cosa más que polarizar a la sociedad entre los que están con el y los que están en su contra.