Para leer con: “Darkest Hours”, de Cry a Laugh
No hay berrinche que supla la responsabilidad de vivir al borde del “ya merito”. Tampoco partido que se gane por ilusión. Pero sí existen las oportunidades de oro que se pierden con miedo y falta de claridad y los memes sabios que sin aligerar el trago, ayudan a solidificarlo.
Y esa es la dura cara de esta lección, para quien sepa tomarla. Una entereza emocional que nos convoca cada cuatro años como peregrinos a un mausoleo que todos saben que es un espejismo.
Salir a empatar es perder pero tal actitud es una vieja conocida por elección en partidos de sobra y con ella, el reflejo de la dejadez y la falta de exigencia que la combinación de rockstars y los negocios tras la cancha persiguen con indolencia.
Cuando termine el Mundial ¿qué nos vamos a inventar? Nadie va a querer regresar a la discusión de las reformas y los bretes entre políticos como arena de entretenimiento.
Habrá culminado el certámen para México con un Tata echado para adelante solo en sus conferencias de prensa, tal vez alentado por las mañaneras.
Por eso vale la pena soltar lo sucedido y mantener la diversión de ver, cómo once buscan perpetrar la guarida de otros once más.
Hay que ser dignos con el futbol para que éste lo sea con uno y saber que eso significa que el balón, a pesar de cualquier circunstancia, seguirá rodando.