Una peculiar Navidad, sin duda, la que estaremos viviendo este 2022, en el que el mundo puede volver a contemplar la reconstrucción del evento que reune a miles de millones para recordar al Ser que vino a transformar la conciencia del planeta para mostrarle un camino de amor, paz y luz.
Jesús de Nazareth abrió las enseñanzas más elevadas para que la humanidad se reencontrara con la conciencia crística, que corresponde a octavas de reinos superiores de prístina pureza. Las lecciones que hemos tenido colectivamente desde el inicio de la pandemia, marcan, a decir de muchas enseñanzas, el comienzo de siete años de profunda transformación planetaria.
También, del inicio de los 26mil años de lo que en el Calendario de las Trece Lunas se conoce como el amanecer galáctico. Esto nos da una pauta para saber que antes del amanecer es el momento más oscuro.
No debemos dejar de poner la mirada en la firme convicción y la fe de que transitaremos hacia la posibilidad de crear mejores realidades, de ser cada vez más conscientes y con ello, de tener más libertad y soberanía.
Disfrutemos esta Navidad con toda la sabiduría que nos han dejado estos años, puesto que muchos nos enfrentaremos al fenómeno que la psicología denomina como “el Síndrome de la Sillas Vacías”, en el que algunos de nuestros amados seres ya no estarán departiendo la mesa con nosotros.
Debemos ser fuertes y tener la entereza de espíritu para darles la bienvenida desde otro lugar, sabiendo que viven por siempre en nuestros corazones y a través de las experiencias que tuvimos juntos. Sabiendo que ahora están más cerca que nunca.
Cuando hemos sido privados de algo por el tiempo suficiente, podemos aprender valorar lo esencial sobre lo importante, y darle espacio a las cosas más sencillas como el regalo más preciado.
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Tome las debidas precauciones sanitarias, porque aún son muy importantes, y regocíjese con la presencia de quienes más ama, entregándoles lo mejor de usted.
Deje a un lado los juicios, concédales su atención, permítase re-conocerles, no se enreden en discusiones que no llevan a nada, no generen más desunión, no ocupen este preciado espacio para confrontar sus diferencias, rían a carcajadas, bailen, canten, aplaudan, siéntanse niños otra vez, vuelvan a la alegría del vivir, que hoy por hoy es un bien tan necesario.
Disfrutemos a quienes tenemos: familia, amigos, mascotas, compañeros, en todo momento. Regálese y regale una hermosa Navidad de Amor, Paz y Luz. ¡Feliz Navidad!