La República Checa es un referente turístico en Europa, su posición geográfica en el centro del continente y su cercanía con otros países potencialmente turísticos, como Austria, Hungría y Alemania, le han dado un desarrollo muy importante desde hace casi 34 años.
En aquel octubre de 1989, cuando la dictadura comunista cayó en la entonces Checoslovaquia, comenzaba una nueva etapa que siguió con la escisión de Eslovaquia en 1993, proceso conocido como la revolución de terciopelo.
Evidentemente el turismo no fue un factor primordial en aquellos años, pero con el paso del tiempo, se fue gestando un modelo de negocio-país que representa en la actualidad un importante ingreso de divisas, así como miles de empleos que coadyuvan con las demás actividades económicas en la República Checa.
Su incorporación a la Unión Europea en el año 2004, así como al espacio Schengen en el mismo año, dieron un impulso aún mayor a nivel global turísticamente hablando.
Con atractivos tan interesantes como la ciudad de Praga, así como otras ciudades y pueblos como Olomouc, Brno, Karlovy Vary, Český Krumlov, Mikulov, entre otras, tuvieron no solo un desarrollo en promoción sino en infraestructura, con inversión privada que creó hoteles, restaurantes, zonas comerciales, así como inversión mixta en conectividad y transportes.
La República Checa creyó en el turismo como un negocio-país, tiene representaciones en diversos países del mundo, México incluido desde donde se coordinan los esfuerzos para el mercado de América Latina dirigidos por Petr Lutter.
No solo con promoción del destino sino con alianzas y mecanismos de cooperación con operadores mayoristas, agencias de viajes y entes desarrolladores de producto turístico, en otro orden de ideas, lo que necesita un país para tener un desarrollo ordenado y creciente en materia turística.
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Un país que hace más de 3 décadas estaba cerrado al mundo occidental, donde solo se podía viajar entre las mismas naciones del Pacto de Varsovia y donde los europeos de occidente necesitaban un visado para visitar su territorio, al paso del tiempo se convirtió en una potencia turística.
Si lo comparamos con México, en el año 2019 nuestro país recibió --de acuerdo a datos de la OMT-- 45 millones de turistas internacionales, mientras que República Checa solo recibió casi 15 millones, sin embargo, el gasto generado en México fue de 9.9 mil millones de dólares, mientras que en Chequia fue de 5.9 mil millones de dólares.
Una diferencia grande con relación a la llegada de turistas pero muy poca con relación al gasto, ello indica que el turismo en República Checa tiene una oferta de más alto nivel de gasto y por ende, más orientada a menos cantidad y más calidad en cuanto al nivel de gasto por visitante.
En México sin haber tenido un régimen comunista o de prohibiciones de esa envergadura en el pasado inmediato, no hemos podido llegar a ese desarrollo turístico con relación al gasto.
Son varios los factores que han llevado a la República Checa a este importante crecimiento en las últimas tres décadas, mantiene un creciente interés en los mercados emisores en México y otros lados del mundo, tanto en viajes individuales como en los ofrecidos por agencias de viajes, un buen ejemplo de como impulsar el turismo de forma responsable y sostenida.