Se puede decir que todos los males que se tratan en Terapia, comienzan por una carencia amorosa en la vida de la persona. Claudio Naranjo
En un análisis muy cuidadoso de la personalidad, (influencia de Jung, Horney, Freud, Winnicott, Fairbairn; de otras escuelas Sheldom, Reich), se reconoce la presencia del concepto más clásico de carácter, como el aparato defensivo que cristaliza entre los siete y los nueve años; que nos acompañará toda la vida como el estilo neurótico personal; arma y destino del trabajo qué sobre uno mismo, tendrá que realizarse en la formación que, como persona, requiere el terapeuta. Javier Vicencio.
Si uno busca el origen del eneagrama puede encontrar una variedad de posibilidades; que si se originó en la antigua Persia; que si los maestros sufíes lo integraron y desarrollaron de tal forma que llegó a nosotros con estos matices; que si se tiene evidencia que aparece dentro de los primeros grupos esotéricos cristianos. Quizá todas tienen algo de verdad, en donde casi no hay discrepancia, es que fue utilizado como una guía espiritual.
El traspaso de este conocimiento de oriente a occidente es principalmente obra de Gurdjieff y sus seguidores; también de Boris Muraviev, en forma independiente, abordado desde el marco de la doctrina y la tradición de la heterodoxia oriental, heredera de la mirada esotérica del cristianismo primitivo. Posteriormente Óscar Ichazo asignó descripciones a cada una de las nueve posiciones, lo llamó Eneagrama de la Fijación del Ego y fue el origen del hoy llamado Eneagrama de la Personalidad.
Cuando el eneagrama se usa para etiquetar, calificar y juzgar la conducta del otro sin profundizar en su experiencia, se banaliza, se vuelve una herramienta con un mal uso sutil, que condiciona a través de la categoría diagnóstica y aparece una agresión encubierta.
En una sociedad liquida que apunta a la búsqueda de lo positivo, clasificar se convierte en una pulsión que conlleva una expresión de autoritarismo implícito.
El arte del conocimiento de uno mismo infiere una estética del descubrir, del preguntarse y del evolucionar con el conocimiento. Uno no es un número, es un ser con su individualidad, único e irrepetible.
¿Será que el carácter tiene una doble naturaleza? ¿un aspecto motivacional o una pasión asociada a una fijación?
Abrazar la posibilidad de que el carácter es algo que permea lo que duele y es producto del desarrollo de estrategias para lidiar con las carencias desde épocas tempranas de la vida, nos permite ver que fue lo que dio lugar al establecimiento de patrones habituales asociados con la pasión, la fijación y lo que estorba.
Quizá de las personas que más desarrolló el uso del Eneagrama como una herramienta de desarrollo humano y lo integró al uso terapéutico sumando los subtipos de cada número, fue el psiquiatra Claudio Naranjo. En el taller para terapeutas que impartirá la Lic. Carmen Buergo se usará esta experiencia, la propia y la del Dr. Javier Vicencio como marco referencial para el trabajo.
DZ
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