Nos presumimos esbeltos y esa es una variable de una encubierta “gordofobia” tendencialmente agresiva contra el amor propio de quienes enfrentan esta condición física y de salud conocida como obesidad mórbida.
La capacidad de integrar valores como aceptación y respeto ante la diversidad constituye un reto. Más cuando toda la industria cultural suele estigmatizar a quienes, en muchos casos, viven conflictuados o avergonzados de su cuerpo. El aislamiento social es una consecuencia y lo es también la exclusión laboral.
De acuerdo con la encuesta más reciente (2021) del Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México, de 39 causas de exclusión, el sobrepeso ocupa el lugar 16.
Además, entre quienes tienen un amigo, familiar o conocido que ha sido víctima de discriminación, el 5.4 por ciento fue por obesidad.
La película La Ballena exhibe el conflicto interno de un profesor con 270 kilos de peso que prefiere dar clases en línea con la cámara apagada para no mostrar su físico, y quien busca reconectar la relación con su hija, pero él mismo se limita al cuestionar su imagen: “¿Quién querría que fuera parte de su vida?”.
Según la Organización Mundial de la Salud, el sobrepeso se define como una acumulación anormal o excesiva de grasa perjudicial para la salud. Y se estima que para el año 2030, mil millones de personas la padecerán.
Un estudio publicado en Journal of the American Medical Association reveló que cada vez son menos quienes se preocupan por perder peso cuando hay obesidad.
Este 14 de febrero y siempre, el amor propio es pilar de un esquema de salud. Es un proceso que podemos acompañar con inclusión y respeto como lo hacemos desde el Consejo Ciudadano de la CDMX con apoyo psicológico 24/7, gratuito, a todo el país, en la Línea de Seguridad y Chat de Confianza, 55 5533 5533.