Prometí compartir algunos datos que recibí cuando tuve la oportunidad de escribir acerca de la formidable atleta Diana Flores. Entre tantos temas de preocupación, aprovecho este espacio para hacerlo con varios aspectos que serán, espero, interesantes y positivos sobre el desarrollo de nuestras niñas y de nuestros niños, el activo más importante que tenemos como nación.
Primero, nos gusta el futbol americano, pero ¿qué tanto?. Tan solo en el país, la National Football League (NFL) contabiliza 48 millones de aficionados, 47% del total mujeres mexicanas que siguen la temporada que acaba de concluir con uno de los Súper Tazones más espectaculares en fechas recientes.
Parece que lo mismo no ocurre con otros deportes, tanto en seguidores como en tomar acción, porque antes de la pandemia, 3.5 millones de niñas y de niños, además jugaban en el Programa de “Tochito” de la NFL en escuelas públicas y privadas, el más grande en el mundo fuera de los Estados Unidos, y a la par del que tienen allá.
Claro que por la emergencia sanitaria el programa tuvo que suspenderse, pero el año pasado casi medio millón han regresado a practicar y la liga espera recuperar los millones perdidos e incluso superar la cifra anterior. Diana Flores es egresada de ese programa y orgullosa jugadora del Instituto Politécnico Nacional.
Esta base de jugadoras y de jugadores ha hecho de México una potencia en el futbol “bandera”. En los Juegos Mundiales de 2022 en Birmingham, Alabama, la selección femenil se llevó la medalla de oro y el representativo varonil obtuvo la medalla de bronce.
En noviembre pasado, durante el juego que marcó el regreso de la NFL a México, el comisionado Roger Goodell entregó las medallas conmemorativas a las dos escuadras en el medio tiempo. Un gesto de empatía y también de proyección mercadológica.
En un país donde los niños dejaron de correr por la pandemia y antes por la falta de seguridad en las calles, que un deporte tenga este auge demuestra varias cosas: si las condiciones son las correctas, tenemos un potencial enorme para desarrollar talento deportivo; una de ellas es recuperar la mayor cantidad de espacios públicos para que las niñas y los niños jueguen (tal cual), porque cuando una actividad es popular no hay distinción de género, es decir, nos gusta a la mayoría.
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Antes he comentado que, dentro de un conjunto de percepciones erróneas, una de las más difíciles de cambiar es la que señala que los deportes no son para niñas y jóvenes, menos los de contacto. Eso es falso. Cada año millones de adolescentes y de mujeres podrían incorporarse ligas amateur, semi y profesionales para competir a un nivel igual (o mayor) de espectacularidad que los varones.
No sería una concesión de marcas o una falta de patrocinadores, las compañías de artículos deportivos más importantes del mundo hoy venden más de sus productos a las mujeres que a los hombres. De acuerdo con las cifras de éstas, la disciplina o el deporte no tienen una relación directa con las ventas, porque mujeres en todo el planeta practican todos los deportes.
¿Qué tan atractiva podría ser una liga de futbol bandera? Estamos cerca de averiguarlo, la misma NFL -el gigante de la mercadotecnia deportiva en el orbe- está empujando para que la disciplina sea considerada como olímpica en los Juegos de 2028 que se celebrarán en la ciudad de Los Ángeles, California.
Mientras tanto, en la misma yarda del emparrillado, veremos a los jugadores más populares de la liga anunciándose con las formidables mujeres del futbol bandera, tal como sucedió en el comercial que dedicó la NFL a este deporte con Diana Flores como su imagen principal.
Construir la paz en México pasa por fomentar actividades que alejen a nuestros niños y jóvenes no solo del delito, sino del sedentarismo y de un exceso de atención a las consolas de videojuegos, entre otras distracciones.
En el mismo sentido está impulsar los deportes femeniles y confirmar, de una vez por todas, que son tan rentables como los varoniles. El mercado está ahí y la materia prima sobra cuando hay buena organización, ahora hagamos que ese mundo de fanáticos siga a las niñas, adolescentes y mujeres que juegan (y muy bien).