El concepto ChatGPT se empieza a popularizar, cada vez más sectores se acercan a su uso, lo exploran, se sorprenden y se fascinan o se espantan por su irrupción, pero es un hecho que esta evolución para interactuar con la inteligencia artificial ya forma parte de nuestras vidas.
Esa ilusión de ver a una Robotina o a un Auto Increíble responderle a un humano e interactuar se volvió realidad, y hoy le compartimos a nuestros lectores la experiencia.
Hace unos días, nuestro director planteó el desafío de retomar nuestro carácter disruptivo y usar esta herramienta para elaborar toda una edición, así que pusimos manos a la obra.
Las posibilidades son infinitas, pero acotamos a temas apegados a lo que sería una edición convencional, priorizando el interés general y la coyuntura; no obstante, eso no quiere decir que se convirtiera en una labor automática, cada tema requirió revisar múltiples posibilidades.
Las principales lecciones, al menos para el trabajo periodístico, son que —por fortuna— ChatGPT aún no domina la actualidad, sus respuestas son generales y se debe ser muy preciso al preguntar, y revisar cada dato. Eso hace pensar que aún seguiremos siendo de utilidad en una redacción, aunque con muchos desafíos por delante.
Por ejemplo, para Ciudad queríamos conocer los problemas de la CDMX, para Nacional el papel de los cárteles del narcotráfico, en Mundo el impacto de la pandemia en la educación y en Economía el impacto del T-Mec, pero en todos los casos fuimos ajustando, evolucionando hasta encontrar un enfoque más preciso, que creemos de mayor interés y utilidad.
La página que más trabajo requirió fue la de Economía, el ChatGPT arrojaba todo tipo de información pero nada concreto, nada sustancial y peor aún, con datos totalmente diferentes —y hasta erróneos— con solo cambiar una palabra, y eso no sirve, porque ante todo conocemos nuestra responsabilidad con los lectores.
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Todo fuera tan fácil como hacer de 20 a 30 preguntas para saber qué es, cómo funciona, qué hacer para sacarle provecho, y sintetizar esos datos para una infografía como la que presentamos en la doble plana de esta edición, pero la selección real de temas requiere ir más allá.
Personalmente me siento abrumada al final de esta edición que llevó casi una semana de preparación, en mi cabeza y computadora hay una cascada de información que aún sigo procesando, y me quedo con la preocupación de que esta revolución tecnológica nos alcanzó y supera en instantes, pero confío que el olfato periodístico y la experiencia aún me permiten defenderme en el mercado laboral.