Existe un tema en la agenda binacional entre México y Estados Unidos que se ha dejado crecer al grado de llegar a un momento crítico y difícilmente reversible. El trasiego de drogas es un problema de las últimas décadas ya sea por el tráfico desde nuestro país o por la alta demanda que existe en los Estados Unidos.
Lo cierto es que solo una colaboración bilateral podrá atender este problema con una adecuada estrategia y así reducir tanto la violencia como las muertes relacionadas a esta sustancia.
El fentanilo es un fuerte opioide sintético similar a la morfina que, generalmente, se prescribe a pacientes con dolores intensos, igualmente se utiliza para tratar a pacientes con dolores crónicos y con condiciones de tolerancia física a otros opioides de acuerdo con el National Institutes of Health.
Los cárteles de la droga han encontrado la manera de tener un mayor margen de ganancia mezclando esta sustancia con otras tantas ya conocidas sin un control específico, lo que puede llevar fácilmente a causar una sobredosis y quizás, la muerte.
Durante el año pasado, se estima que alrededor de 100,000 ciudadanos norteamericanos fallecieron por causas relacionadas al consumo del fentanilo, situándolo entre una de las principales causas de muerte entre las personas de 18 a 49 años en los Estados Unidos, prendiendo las alertas y generando una urgencia por atender el tema que cada vez incomoda mas a la relación entre bilateral con nuestros vecinos del norte.
Hay una paradoja en el discurso sobre si el problema nace en la oferta o en la demanda, ya que si bien el crimen organizado es parte del problema por ser quien distribuye la sustancia, nuestro vecino del norte tiene un histórico problema de consumo de sustancias ilícitas que no han controlado y que indirectamente han ocasionado altas olas de violencia en nuestro país en pro de sus intereses, dejando muchas familias incompletas. Siendo este el gran problema que hoy aqueja a nuestro país.
La actual estrategia de seguridad ha dejado más dudas que certezas en nuestro país y coincide con el apogeo del fentanilo por parte del crimen organizado. Los daños ocasionados por el fentanilo van cada vez en aumento y han puesto el tema al en la cima de la agenda binacional.
La atención a la crisis del fentanilo es un asunto de dos y no será correctamente abordado si no es desde el consenso y la paz. De lo contrario la cifra empeorará y se habrán perdido vidas y tiempo para hacer la situación cada vez más irreversible.