En los últimos años, China ha intentado fungir como líder más allá de los asuntos económicos; este país dispuso buena parte de sus esfuerzos internacionales en mediar en diversos conflictos alrededor del mundo.
Dos casos recientes ejemplifican esta búsqueda por figurar en temas fuera de su claro liderazgo comercial: el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Arabia Saudita e Irán, y la propuesta para acabar con la guerra en Ucrania.
Apenas el pasado 21 de marzo, Xi Jinping, presidente de China, se reunió con Vladímir Putin, su homólogo de Rusia, con el objetivo de abordar el fin de la invasión a Ucrania, entre otros asuntos. Días antes, el Gobierno chino presentó una propuesta para terminar con el conflicto armado.
En el documento se exige un alto al fuego, el inicio de conversaciones y el respeto a las fronteras actuales.
La cercanía de China con Rusia ha sido percibida como un importante factor para que la propuesta tenga éxito y para que, en consecuencia, el Gobierno ruso se muestre abierto al diálogo y posterior retiro de sus tropas. El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, destacó en días recientes la importancia del plan propuesto por el gigante asiático.
Incluso, en una reunión del pasado 23 de marzo, distintos líderes europeos de Estonia, España y Países Bajos hicieron un llamado para que China aumente su actividad en ese conflicto, como un ente de diálogo entre los liderazgos ucranianos y rusos.
Tanta es la relevancia de este país, que el ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, pidió esta misma semana que China desempeñe como “potencia mundial” un “papel importante” para reducir la violencia armada.
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Por otra parte, hace unos días se anunció que el gigante de Asia fungió también como mediador en el restablecimiento de relaciones entre Irán y Arabia Saudita, países con una histórica tensión.
En una declaración conjunta, ambas naciones reconocieron al presidente Xi Jinping por su “noble iniciativa” al unirlos. Todo indica que el mandatario cumplió un papel fundamental para que el acercamiento se concretara, a través de sus visitas, a Arabia Saudita en diciembre de 2022, y a Irán en febrero pasado.
Dina Esfandiary, asesora principal de Oriente Medio y África del Norte en el grupo de expertos International Crisis Group, afirma que “debido a la influencia económica que China tiene en la región, inevitablemente su importancia está creciendo” y, en consecuencia, será cada vez más común observar el papel de la potencia asiática como mediador a nivel internacional.
Sin duda, mantener los canales de comunicación entre Estados, sobre todo cuando las discrepancias son constantes, es vital para mantener la estabilidad del sistema mundial.
La participación de China como líder internacional, dada su incuestionable importancia económica, financiera y comercial, ha entrado en una nueva fase que también abarcará asuntos políticos.
Desde México celebramos las iniciativas que busquen reducir la tensión y la violencia, a través de los canales institucionales adecuados. Sólo queda reconocer la responsabilidad del país asiático al involucrarse en asuntos políticos más allá de los comerciales, como hasta hace poco sucedía.