Migrar es un derecho humano. Salir de tu lugar de origen, encontrar mejores condiciones de vida, buscar oportunidades de trabajo es lo que nos ha formado como humanidad. Pensémoslo un momento: gracias a la migración los seres humanos fuimos poblando este planeta.
A veces la migración es difícil y dolorosa. Dejar atrás tu país es dejar atrás toda tu historia, dar un salto al vacío con la esperanza de una vida mejor. Todos deberíamos tener esa oportunidad de movernos, de la libre circulación y no ser perseguidos por ello.
Yo mismo formo parte de este grupo: como muchos otros, salí de mi ciudad natal y me vine a la Ciudad de México buscando el sueño. Afortunadamente para mí, la historia salió bien. Platicaba con Pascual Cantero, vocalista del proyecto musical “Muerdo”, sobre este asunto.
De manera similar, él nació en una pequeña población de la región de Murcia, en España, al sur del país.
Un día decidió salir de ahí con su guitarra “con una mano adelante y otra atrás. Sin un duro en la bolsa”, platicábamos, “pero me siento afortunado, las situaciones difíciles hacen a los hombres fuertes. La necesidad de ‘salir a buscarnos las papas’ nos fortalece”.
Conocí a Muerdo a través de una canción que me tocó el alma llamada “Si lo crees”. Tiene una letra que refleja muy bien el esfuerzo de quien sale de su casa: “Me armé de fuerzas, me vine pa’ Madrid, soñaba fuerte que lo iba a conseguir… mientras dormía en un cuartito sin ventanas, comiendo arroz con ajo cuatro veces por semana”.
¿Quién no se ha sentido así? Pascual es un joven viajero y me recuerda mucho a otros cantautores y compositores latinoamericanos como Luis Eduardo Aute, Susana Baca o al mismo Manu Chao: siempre recogiendo voces, música, cultura, influencias y expresándolas en su propia música.
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Esta amalgama de sonidos hace que sea difícil clasificar su música ¿Es reggae? ¿ska? ¿jazz? Es una mezcla de todo, con letras que parecen poemas. Lo curioso del asunto es que encuentra la inspiración en el movimiento, en desplazarse y no quedarse quieto.
Como un bailarín sufí, que da vueltas sobre su propio eje, y que con una mano recoge y con la otra entrega, figura que integró a sus recientes presentaciones en el Lunario del Auditorio Nacional. “No me hallo en mi casa, soy un viajero”, me decía Pascual “tampoco creo en esa técnica moderna en donde productores, letristas y artistas se juntan para hacer una canción.
Para mí las canciones se deben sostener por sí solas, con una guitarra y no en los fuegos artificiales de una producción. Es la manera en la que me gusta trabajar”.
Si no han escuchado a Muerdo o si no sabían quién es, les recomiendo que lo busquen en sus plataformas digitales.
Tuve la oportunidad de ir a uno de sus conciertos en nuestro país y vi con asombro cómo el lugar se fue llenando de su público leal, fiel, que lo sigue a través de redes y que cantaba de principio a fin sus canciones.
Ahí me di cuenta que su carrera se ha cimentado en la honestidad y el cariño que pone a cada una de sus letras. Porque en este negocio hay una sola verdad: la música se abre camino.