Una premisa básica para el cambio autodirigido, o para que una persona cambie las dinámicas en la vida que ya no le funcionan, sin duda, es querer hacer los cambios. Por lo tanto, es interesante echar una revisada a las razones por las cuales nos mantenemos sin generar cambios.
“Cuando el jarrón no está roto, no tiene que repararse” es un viejo dicho que quiere decir que si las cosas están funcionando no es necesario moverlas, sino mejorarlas.
La vida nos manifiesta que debemos de hacer cambios cuando estamos ante situaciones de estancamiento, oportunidades que no se abren, puertas que se cierran, circunstancias desagradables que se repiten, y otras formas en las que recibimos avisos -a veces muy claros- de que ha llegado el tiempo de generar cambios.
Pero, ¿por qué algunas veces, aunque estemos frente a estas condiciones no queremos cambiar? Algunas de estas razones pueden ser: Depresión.
En primera instancia, tenemos que revisar si existe desánimo, desgane, apatía, aislamiento, falta de higiene y, en general, síntomas de una clara depresión que, de existir, debemos de tratar con ayuda integral de los especialistas, y jamás subestimarla. Zona de miedos.
Tenemos que revisar enseguida nuestra zona de miedos, o zona cómoda: si es que sostenemos creencias de que lo mejor que nos puede pasar es la mala condición actual en la que estemos, o que nos convenzamos de que esto que tenemos es todo a lo que podemos aspirar o lograr.
Los límites no son lo mismo que las limitaciones, así que debemos verificar que estemos delimitados por aquello que realmente no podemos y no detenidos, pudiendo.
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Es también básico que revisemos si estamos aceptando una situación nociva como normal, y por lo tanto creyendo que no podemos cambiarla. Una piedra en el zapato siempre va a lastimar, y debemos quitarla.
Poner todo de nuestra parte. Es verdad que la vida por sí misma nos presenta los retos que vinimos a afrontar, sin embargo, siempre hay un espacio en el que ser generadores de cambios positivos está a nuestro alcance.
Es en esa zona que podemos poner todo lo que tengamos a la mano para actuar. Créame que la vida siempre le va a recompensar sus esfuerzos por pequeños que parezcan. Adicciones.
Si es que requerimos de sustancias, o detonadores de sustancias que nos generan adicción, como: alcohol, drogas prescritas o no, videojuegos, sexo, redes sociales, y en fin, tenemos que hacer una valoración honesta de si estas dependencias nos están deteniendo para los cambios que queremos o requerimos en la vida.
Revise si está sacrificando vínculos, relaciones, o incluso, trabajos, y otras oportunidades, por alguna adicción, y, al igual que con la depresión, busque ayuda profesional. Compromiso.
Una vez que hemos decidido generar un cambio en algún aspecto de la vida, es fundamental que nos mantengamos firmes y constantes.
Ningún cambio real se hace de la noche a la mañana. Necesitamos poner el objetivo en mente, y hacer las pequeñas modificaciones de cada día, sin soltar; de pronto se dará cuenta de todo el cambio que se ha creado. Sin miedo al qué dirán.
Por increíble que parezca, a veces nos resistimos a los cambios por la imagen que tenemos ante los demás. Pero despreocúpese, las personas siempre estarán tan ocupadas con sus propios problemas que notarán sus cambios cuando usted comience a brillar. Autoimagen.
Finalmente, debe usted ser la primera persona en querer modificar las conductas, actitudes y proyecciones que ha hecho de su propia imagen, para entonces abrirse a las infinitas posibilidades de lo que puede ser mejor.