Tengo 33 años. Trabajé 14 años dentro del PAN en la CDMX para construir esta primera Diputación que mi partido me ha honrado en vivir. Entré a los 18 a Acción Nacional, afiliarme fue lo primero que hice porque tenía muy claro lo que quería en la vida: aportar con trabajo y disciplina a las decisiones públicas de esta nación
Así es que llegué a esta primera oportunidad parlamentaria y mi experiencia ha sido de todo un poco. Debo decir primero que ser Diputada se ve mas divertido de lejos que de cerca
Entender las reglas no escritas de la política de adultos (lo digo porque en el PAN empezamos desde muy chavitos como ya les conté) lo tienes que vivir para entenderlo, la lucha por el poder, las dinámicas interesan de llegar a acuerdos, lo que se calla, lo que sea publico, lo que se finge, lo que es real. Los acuerdos.
La defensa por la ciudad, quiénes realmente toman las decisiones, la hipocresía, todo lo que hay detrás de un poder Legislativo. Lo mucho y lo poco que se hace y se podría lograr.
Realmente creo que las y los Diputados de esta Legislatura les queda grande el cargo, o nos queda para hablar en plural.
Por el nivel de debate, de entendimiento o los recursos políticos baratos que usa la mayoría de morena y aliados, para “lograr sus cometidos” falsedades, victimización debate, un nivel argumentativo propio de plazas publicas y no de un recinto legislativo
Creo que no entienden que ser Diputado, solía significar ser algo importante. O quizá yo esperaba demasiado del Congreso y estos sólo son mis ideales hablando y la cruel realidad está muy diluida y disminuida
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La política priista que formo por décadas la política nacional en todos los niveles y rincones del inconsciente nacional, ha hecho creer a los ciudadanos que las y los diputados somos maquinas de dinero que estamos solo para cobrar, levantar la mano y salir en fotos.
El PRIismo que nos formo como nación y luego los modelos clientelas de izquierda que ha gobernado la CDMX tantos años ha hecho creer que los diputados somos:
Los que regalamos tinacos, vivienda, incorporamos a programas sociales , sacamos del MP, enviamos policías, conseguimos lugares en escuela, pagamos 15 años, bautizos, bodas y fiestas patronales, que somos los que patrocinamos festivales, días de la madre, del niño, del padre etc, que somos los que damos piñatas y regalos. Y tengo que decirles, que no, eso no es un Diputado. No somos bancos, cheques o cajas de préstamo.
Estas son acciones que se ejercen para ganarse a la gente mediante obsequios o compra de voluntades pero un Diputado es mas que eso.
Y esto no se trata de una declaración de “tacañería” se trata del bajo nivel y concepto en el que nos tiene el cociente colectivo de la ciudadania. Él o La Diputada “sólo está para dar” y eso no solo es triste, denigrante o patético para el nivel de representantes que deberíamos ser.
Porque a la gente se le ha hecho creer que “por que ganan bien es su obligación darnos” y en realidad en cualquier ligar del mundo, o en la mayoría de las democracias mundiales las y los legisladores ganan por la capacidad que tienen de tomar decisiones.
Todos esperaríamos que fueran buenas decisiones, aunque no siempre es así. Y esta idea del “me debe de dar o el diputado o diputada solo vale porque me da porque gana mucho dinero” denigra y sigue denigrando la manera de hacer política en esta ciudad. Las y los representantes populares son mas que repartidores de dádivas:
Lo que debería estar en la mente de la gente, es que las y los legisladores estamos para abonar a causas, lograr cambios en leyes, reglamentos, y formas de escoger a los mejores perfiles, a los mejores mexicanos para otros cargos. Que es nuestra obligación supervisar, exigirle pero también construír con los Ejecutivos local y de las 16 demarcaciones. Que las y los Diputados somos un poder en nosotros mismos y de esa manera debemos de actuar. Pero nada de lo anterior ocurre en el Congreso de la bella y única Ciudad de México.
Los debates se pierden entre diferencias ideológicas, problemas nacionales y posicionamientos de defensa del bando al que cada uno pertenece y por ello debo puntualizar:
Las y los Diputados NO SOMOS:
No somos porristas de los alcaldes
No somos ofíciala de partes de ningún nivel de gobierno
No somos solapadores de injusticias
No somos diputados de zoom
No somos aliados de los discursos polarizantes de Lopez Obrador
Pero tampoco debemos ser aliados del desorden de la ciudadanía, ni de romper las leyes, ni de violar las normas
Somos y estamos para cuidar el orden publico, y para exigir mejoras en la sociedad, no retrocesos. Las leyes son progresivas y los derechos, todos los derechos no se consultan.
Las Comisiones están rebasadas, son decisiones unilaterales de cada Presidente como operan. Morena ha decidido que las sesiones sigan siendo sitúales lo que las vuelve realmente inoperantes, invisibles y fomentan mucho la opacidad. Las sesiones son prácticamente inexistentes para el conocimiento público. Muchas de ellas ni siquiera se transmiten.
El ser Diputado o Diputada de esta ciudad debería tener algún sentido , debería ser uno de los cargos mas altos y prestos para el profesionalismo y la acción. Pero en este camino de izquierda todo esto se pierde y se da por “vanidades o cosas superficiales” cuando en realidad los ideales, valores y objetivos de política humanista (la real, no la inventada de AMLO) debería guiarnos sesión con sesión
Esto es lo que he reflexionado el en año y medio que llevo como Diputada primeriza en una muy sui generis 2da Legislatura. Avancemos