México es una república federal constitucional que se rige por un sistema presidencialista. Según su Constitución, los tres poderes de la Unión son el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, y se espera que estos poderes se mantengan separados e independientes entre sí.
El Poder Ejecutivo lo encabeza el Presidente de la República, mientras que el Poder Legislativo está compuesto por el Congreso de la Unión, que a su vez se divide en la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores.
El Poder Judicial es responsable de interpretar y hacer cumplir la ley, y está compuesto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación y otros tribunales.
En la práctica, ha habido críticas de que en México no siempre se respeta plenamente la separación de poderes, y que el Poder Ejecutivo ha tendido a tener un control excesivo sobre el Poder Legislativo y Judicial.
También ha habido casos de corrupción y otras formas de interferencia política en el sistema judicial.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que México ha tomado medidas para fortalecer la independencia de los poderes y ha creado instituciones para supervisar la conducta ética de los funcionarios públicos y garantizar la transparencia y la rendición de cuentas.
Por ejemplo, en México se han creado organismos autónomos como el Instituto Nacional Electoral (INE) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que están diseñados para ser independientes del poder político y garantizar la imparcialidad en la toma de decisiones.
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Además, la Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene la facultad de revisar la constitucionalidad de las leyes y las decisiones del poder ejecutivo y legislativo, lo que ayuda a garantizar que se respete la división de poderes.
A pesar de estos esfuerzos, todavía hay preocupaciones sobre la independencia del poder judicial y la posibilidad de que se produzcan interferencias políticas.
La sociedad civil y los medios de comunicación a menudo denuncian situaciones de corrupción y falta de transparencia en el sistema político, lo que sugiere que todavía hay trabajo por hacer para garantizar que se respete plenamente la separación de poderes en México.
Existen atentados que apuestan a una regresión en cuanto a la división de poderes y otorgar una supra facultad al Ejecutivo Federal que exceda la esfera de sus competencias.
En el actual sexenio hemos presenciado el actuar de la división de poderes que ha incomodado muchas decisiones oficialistas, que aunque oxidado y perfectible, se ha logrado el cometido de funcionar como pesos y contrapesos y ha exhibido las áreas de mejora para el oportuno actuar de las instituciones en nuestro país.