Quiero contarles algo muy curioso que seguramente los va a sorprender: hace más de 110 años, un actor británico que en realidad nació en España, triunfaba en los teatros de la época. Su nombre era Lewis Waller. Gustaba de interpretar obras de Shakespeare y era tan bueno que en poco tiempo juntó dinero para hacer su propia compañía de teatro. Pero no pasará a la historia por ser buen actor, sino porque es la primera persona -de la que se tenga registro- que tuvo un club de fans.
Si ustedes buscan las fotos de Lewis Waller en internet, se darán cuenta que era un hombre de buen porte y varonil. Causaba sensación entre las mujeres de principios de siglo: lo seguían a todos lados, compraban boletos para todas sus funciones.
Cuando salía a escena morían por él, pataleaban, gritaban y le aplaudían a rabiar. Un relojero vio una oportunidad de negocios y pensó que tal vez sería buena idea poner la cara del actor en sus productos: a Waller le pareció un exceso, pero después vendieron muchos relojes con su bonita foto de perfil. Y puedo suponer que así, a principios del siglo XX, nació el primer merchandising de la historia.
Tener fans es el sueño de cualquier cantante y una muestra de que las cosas van marchando bien. Muchas veces he platicado con diferentes artistas sobre este asunto: la semana pasada le reconocí a Lupita D’Alessio lo bien que se ha portado siempre con sus admiradores.
Hace dos semanas Flor Amargo me dijo que cuando la reconocieron en la calle, sabía que había triunfado. Y esta semana mis amigos de Río Roma me contaron diferentes anécdotas con sus fans: gente que les pide una foto (¡incluso cuando están comiendo!), que quiere videos, que les pide canciones y que hasta hacen lives cuando se los encuentran.
Los hermanos Ortega Roma siempre tienen cariño para todos ellos “Hay quien nos dice lo mucho que significa una canción de nosotros en su vida”. Porque, lo he dicho muchas veces, no hay bendición más grande que alguien compre un boleto para verte en concierto o que comparta tus canciones. Y tocar la vida de las personas a través de tu música, es simplemente mágico.
Ese reconocimiento del público se logra con puro trabajo e inspiración. Me sorprendió saber que para su nuevo álbum tienen cerca de 45 canciones y de las cuales sólo once serán las seleccionadas: “Tenemos muchos temas, con diferentes sonidos, estamos abiertos a las nuevas maneras de contar las cosas. Hay canciones a las que les tomas mucho cariño.
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Al final la decisión de seleccionar es difícil”. Muchas de esas canciones tal vez nunca las escucharemos en voz de Río Roma, pero sí de otros cantantes; José Luis me contaba que ofrece sus temas cuando siente química con el artista “O a veces, esa colaboración se hace mucho tiempo después de lo prevista. Pueden pasar años antes de que ocurra, pero siempre pasa”, confesó emocionado.
Lo cierto es que Río Roma es un dueto que el público sigue y quiere, y ellos corresponden a ese amor con buenas acciones. Apenas esta semana estuvieron en diferentes puntos de la Ciudad de México llevando serenatas a las mamás. ¡Imagínense la emoción de tenerlos enfrente! No cabe duda de que, parafraseando uno de sus grandes éxitos, son nuestras personas favoritas.