No olvidar lo sucedido

Foto: Graciela Carrasco | Cuartoscuro (Graciela López)

Dar por terminada la pandemia es un error de interpretación porque el virus no se ha ido y seguiremos conviviendo con éste de aquí en adelante. Acaba, sin embargo, una crisis que detuvo al mundo y se abre una nueva etapa que, esperemos, sea de preparación y de prevención.

La naturaleza humana indica que olvidamos fácilmente los periodos que nos han sido menos favorables y nos concentramos en aquellos momentos positivos de la vida, aunque no hay ninguna evidencia científica contundente al respecto, la evolución de nuestra especie se explica por la voluntad de continuar y de mejorar.

Solo que, en esta pandemia, que ocurrió después de un siglo, es importante no olvidar o que sucedió por muchas razones; la primera, lógica, es todo lo que debemos hacer para enfrentar un nuevo episodio sanitario de esa magnitud, con el menor número de errores posible. La segunda es por la memoria de los millones de personas que fallecieron a causa del nuevo virus y sus mutaciones, que ya sabemos que no fueron tantas, pero que eso no lo hizo menos letal.

Combinar practicidad con el recuerdo de las pérdidas humanas es una vía correcta para tomar las decisiones y las acciones ahora que nos preparen para la siguiente pandemia. Esta se dará, sin duda, porque el planeta ha estado sujeto a un estrés histórico que ha cambiado el comportamiento de la naturaleza y por lo tanto nuestra presencia en el mundo.

Es posible anticipar escenarios sobre el tipo de crisis sanitaria que podría venir a continuación, nada más que buscar soluciones dependerá de qué tanto estarán presentes estos difíciles tres años (y meses) en la consciencia colectiva de las sociedades del mundo.

Como en otros desastres, provocados o naturales, necesitamos un recordatorio permanente del costo que implicó vivir desprevenidos. Millones de familias perdieron un ser querido y millones más sufren de secuelas, además de las consecuencias económicas, sociales y la permanencia de una enfermedad para la que todavía no existe un tratamiento.

Evitar la pérdida de memoria colectiva es cuestión de persistencia y de compartir en diferentes formatos la información que mantiene la vigencia del problema y de sus posibles soluciones, partiendo de lo que nos ocurrió.

PUBLICIDAD

Doloroso como seguramente puede ser, recordar a quienes fallecieron, perdieron un empleo, siguen enfermos o tuvieron que modificar para siempre su vida a causa de la pandemia es la manera en que, juntos, podemos establecer un plan para enfrentar una crisis similar.

Con ello podemos construir una cultura de la prevención, desde el cuidado de la salud personal, la alimentación y la actividad física, hasta los mecanismos públicos que estén listos para cuando llegue la hora de una nueva emergencia.

En lo particular, continuemos con las medidas de higiene, incluso el uso de cubrebocas al que nos hemos acostumbrado tanto a ver y, por ello, aceptar, lo mismo con el lavado permanente de manos y el uso de gel antibacterial. Machacar con estas sugerencias es el piso sobre el cual podremos iniciar la fase de preparación para cualquier eventualidad global.

Es insistir y persistir para recordar. Puede comenzar en el hogar y expandirse a un movimiento internacional que acelere la colaboración, el uso de tecnología y equilibre los sistemas de salud pública y privada que no siempre se encuentran en condiciones de atender una emergencia que no conoce, ni conocerá, fronteras.

Así celebraremos de verdad el fin de la crisis, estaremos preparados para las emergencias y honraremos con hechos las pérdidas que sufrimos, de lo contrario no habremos aprendido mucho de tanto dolor.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

Tags

Lo Último