Crónica de una muerte anunciada
Gabriel García Márquez
“La mayor de las locuras es sacrificar la salud por cualquier otro tipo de felicidad”.
Arthur Schopenhauer
Después de que el pasado 25 de abril de este año los diputados afines al oficialismo presentaran la iniciativa de reforma que extingue al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), se prepara todo para su desmantelamiento. Se ha anunciado y se ha reconocido el fracaso por parte de este Gobierno. El personal del IMSS-Bienestar y del Instituto de Salud para el Bienestar ya se alista para recibir los recursos humanos y financieros del extinto Insabi, nada más están esperando que se publique en el Diario Oficial de la Federación su formal eliminación. Pero a la fecha, ¿cuál es el terrible saldo que deja en las y los mexicanos? Y ¿qué cifras tenemos en comparación con las que teníamos con el Seguro Popular?
Según el ex secretario de salud y actual diputado federal de Movimiento Ciudadano Salomón Chertorivski, con la eliminación del Seguro Popular, se dejó en la indefensión a 50 millones de mexicanos que ya estaban afiliados y 15 millones de derechohabientes dejaron de tener acceso a la salud.
Más de 40 millones de consultas externas se dejaron de realizar y en un año, el número de mujeres atendidas por cáncer de mama fue en el Seguro Popular de 7,406, mientras que en el Insabi de 4,600.
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Los menores con cáncer infantil atendidos por el Seguro Popular fueron de 1,721, mientras que del Insabi sólo fueron 368.
Se dejaron de realizar más de 7.5 millones de consultas de alta especialidad, 1.3 millones de mastografías y 1.6 millones de papanicolaous.
Por otro lado, según el Movimiento Nacional por la Salud Papás de Niñas y Niños con Cáncer, 3,000 niñas y niños murieron por no tener medicamentos ni poder recibir quimioterapias contra el cáncer.
Asimismo, de acuerdo al Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) en el 2018 había 16.2 millones de mexicanos sin servicios de salud, pero para el 2020 la cifra había aumentado a 28.2 millones.
Según los indicadores del sistema de evaluación de desempeño puntualizados en el portal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el Insabi no cumplió con las metas propuestas para la atención de población en zonas marginadas ya que alcanzó un 44.8% de una meta de 97.1%.
Y qué decir, más de 600 mil vidas que cobró la pandemia. De acuerdo a “Las estimaciones de la OMS sobre el exceso de mortalidad asociado con la pandemia del Covid-19″ publicado en la revista científica Nature, México fue el sexto país con mayor exceso de mortalidad del mundo entre enero de 2020 y diciembre de 2021.
Con estos datos, nos encontramos a años luz de alcanzar los niveles de Dinamarca en materia de salud: una verdad contrastante a lo que se ha repetido con artera demagogia y cinismo por parte del oficialismo. En tiempos de la cuarta transformación, se ha traicionado reiteradamente la máxima de “primero los pobres” y se les ha condenado indignamente a la muerte.
Por ahora, la mayoría de los trabajadores del Insabi serán transferidos a áreas donde se requiere reforzar las operaciones del IMSS-Bienestar. Por su parte, el Insabi debe entregar los recursos que administraba del extinto Seguro Popular para las enfermedades costosas, que era el Fondo de Gastos Catastróficos, ahora llamado Fondo de Salud para el Bienestar. Y entre sus cabos sueltos, queda también la regularización de 120 mil trabajadores sin base laborar y la nueva contratación de médicos especialistas para zonas rurales e indígenas.
La desaparición del Insabi era la crónica de una muerte anunciada. Todo en la cuarta transformación parece que se hace dolosamente para que no funcione. Con el argumento de la corrupción y de que todo el pasado “es malo”, sus artífices hacen y deshacen sin el más mínimo análisis, criterio y estudio. Por el momento no se han aclarado 400 mil millones de pesos que se gastaron, según los organismos de rendición de cuentas como la Auditoría Superior de la Federación que ha documentado este criminal fracaso.
Así, en el Segundo Período de Sesiones Ordinarias, en medio de la opacidad y de violaciones al proceso legislativo, Morena eliminó al Insabi también de un plumazo, como si eliminar dependencias fuera la solución a todos los problemas. Al igual que con el Seguro Popular, la nueva transición al IMSS-Bienestar se está realizando sin estudios ni investigaciones de fondo.
La cuarta transformación está dejando un saldo de 33 millones de personas sin servicios de salud, pero no les importa. Lo único que les atañe es repetir las mentiras que se dicen en Palacio Nacional, en un espacio público que se paga con los recursos de los contribuyentes. La realidad dista mucho de lo que se le hace creer a la mayoría que se ilusionó con un cambio y con un verdadero salvador de México.
Pero lo más grave de todo es que estos errores políticos volverán a costar la vida de miles de mexicanos.