Las obras de infraestructura importante en cualquier parte del mundo se consideran como una cuestión de seguridad nacional por razones obvias. En ese sentido, resulta necesario y comprensible que el gobierno haya determinado que la construcción del Tren Maya o el corredor transístmico sean protegidas.
Como lo ha señalado el gobierno de la República ello implica cuidar que las obras se cuiden y se realicen como es debido y, al mismo tiempo, haya transparencia en el ejercicio del gasto público. Los recursos que se destinan a están siendo aplicados conforme a los presupuestos aprobados por los diputados y son supervisados de acuerdo con la normatividad vigente.
Se trata de que las obras se lleven a cabo en tiempo y forma por lo que es indispensable que se apliquen las disposiciones legales aplicables, sin que ello abra la posibilidad de retrasos. Esas obras representan un avance de gran trascendencia para nuestro país, pues forman parte del desarrollo económico y social para todos los mexicanos.
En especial, las obras que se realizan en el sur y el sureste de México tienen una enorme relevancia porque se trata de mejorar las condiciones de vida de millones de personas que, históricamente, han vivido en circunstancias adversas y de injusticia.
A final de cuentas, las obras que se están haciendo en el Sur y el Sureste de la Nación tienen como propósito transformar la vida de quienes habitan una región de gran riqueza y posibilidades, que fueron olvidadas y ahora, como parte del compromiso con quienes menos han tenido, están siendo atendidas.