Por tratarse de instituciones sociales y humanas, imperfectas y corruptibles, la legitimidad en los tres partidos que componen la Alianza Va por México se ha desgastado por el ejercicio de Gobierno y ha lesionado a México. La mala estrategia contra la inseguridad liderada en el sexenio 2006-2012 y la imperante corrupción en el sexenio 2012-2018, por citar algunas, dejaron imborrables cicatrices en la memoria ciudadana. Errores terribles como estos, perpetuados sobre todo por el PRI, son los que han opacado los buenos vestigios y grandes cambios alcanzados por la sociedad para el bien de nuestro Sistema Jurídico.
Por culpa de ciertos actores políticos, los partidos como marcas, son los que perdieron y ninguno pudo consolidar el país que quisiéramos. Se causó tal desencanto que los electores tomaron una decisión visceral en 2018, derivada del hartazgo.
Se dejaron seducir por Morena, una opción que se supo vender como algo distinto pero que en el fondo reúne lo peor de la clase política tradicional mexicana, es decir: el imperante ADN del PRI.
Tampoco Morena ha diseñado ni implementado las políticas públicas necesarias para erradicar los tres principales cánceres del país:
1) El hambre, con más de 55.7 millones en pobres al día de hoy, es decir, 44% de la población total del país según el Coneval
2) La inseguridad, con 150,000 homicidios desde 2018, por lo que pinta a ser el sexenio más violento de la historia, con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública
3) La corrupción, que, si bien siempre ha estado presente, hoy por hoy solo el 44% considera que se está combatiendo muy bien, un gran declive en comparación del 72% que se tenía en el 2019 según Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad.
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El estado de emergencia es tan alarmante que por eso muchos consideran que la alianza de la oposición que es Movimiento Ciudadano con el PRI puede impedir que el Gobierno Estatista de Morena siga avanzando, pero, ¿por eso está justificado que se haga una alianza pragmática en la búsqueda de poder sin mayor explicación a la ciudadanía?
No debemos descartar, no debemos olvidar, ni tampoco minimizar que la alianza del 2018 sufrió un golpeteo del Estado orquestado por el PRI y Morena (PRIMOR), ya que se utilizaron las instituciones para lastimar al entonces candidato presidencial de la alianza de Movimiento Ciudadano, PAN y PRD, Ricardo Anaya.
Y qué decir de los próximos procesos electorales del 4 de junio en Coahuila y en el Estado de México, donde ha sido más que obvio que existe un pacto entre el PRIMOR para repartirse ambos estados.
Movimiento Ciudadano por el contrario, ha demostrado estar en contra del oficialismo nocivo: ha votado en contra de las iniciativas dañinas del presidente, a diferencia del PRI que votó a favor de la extensión de mandato del Presidente de la Suprema Corte, de la prisión preventiva oficiosa, quitar facultades al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la cesión del Padrón de datos biométricos y la militarización del país, por mencionar algunas.
Se ha demostrado también que el interés del PRI está únicamente en el poder, pues le entregó a Morena gubernaturas a cambio de embajadas y cargos diplomáticos, como se vio en los casos de Campeche, Quintana Roo, Sinaloa y Sonora… y a la fecha que escribo la presente, se dice lo mismo de Hidalgo. Todas las y los ex gobernadores priístas forman ahora parte del Servicio Exterior Mexicano de entidades que quedaron bajo el dominio de Morena.
Además, funcionarios priistas han operado para candidatos y candidatas de Morena, como se documentó en Campeche, cuya gubernatura fue impunemente robada en 2021. De igual forma el PRI, fiel a su estilo, ha ayudado a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, a violar la ley.
Por el contrario, Movimiento Ciudadano, es el único que expresa causas, motivaciones e ideología. Al no haberse diluido con la vieja política transmite con toda puntualidad lo que se quiere y para lo que se va: el progreso de México, a través de una agenda que impulsa el desarrollo en el campo, así como la inclusión, igualdad, diversidad, juventud, tecnología y la legalización y no criminalización.
Sus líderes trabajan en la creación de políticas protectoras del medioambiente y de todos los grupos sociales que han sido excluidos de la vida pública, tal y como lo ha venido diciendo su Coordinador Nacional Dante Delgado, quien se ha manifestado en reiteradas ocasiones a favor de la alianza verdadera: aquella que es con los sectores sociales, campesinos, empresarios, jóvenes y mujeres. Movimiento Ciudadano es un partido que busca construir con otros sectores y que incluye, no que excluye.
En el 2021, fueron 3,300,000 mexicanas y mexicanos los que optaron por Movimiento Ciudadano como tercera vía y gracias a ello se alcanzó un 7% del total de la Cámara de Diputados. Además de ser el instituto político con más crecimiento, ganó la gubernatura del estado de Nuevo León y 124 alcaldías del país, entre ellas capitales como Monterrey y la Zona metropolitana de Guadalajara, ambas zonas claves para el desarrollo económico de la nación.
En el Congreso ha jugado un papel importante, ya que ha empujado la legislación y el presupuesto en el sentido correcto y ha atendido las necesidades urgentes, fieles al compromiso ciudadano. Ya una parte importante de la población se está dando cuenta del pobre desempeño de gobierno que ha tenido el oficialismo y Movimiento Ciudadano al no unirse a la alianza del fracaso está resultando ser la verdadera opción opositora. Es el único que se ha distinguido por ser tratar de negociar a través de la pluralidad y los consensos.
Y por último, no olvidemos que a conveniencia el PRI quiere que Movimiento Ciudadano se sume a su rotundo fracaso: en agosto de 2019, el actual dirigente nacional del PRI, llegó con un partido que gobernaba 11 entidades: Campeche, Coahuila, Colima, Estado de México, Hidalgo, Oaxaca, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.
Pero tras el proceso intermedio de 2021, se redujeron a tres gubernaturas al perder Campeche, Colima, Guerrero, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas: siete de ellas pasaron a Morena. Esto podría ser recordado como uno de los peores episodios de la historia de su partido.