Estamos a 361 días de la renovación presidencial y hoy claramente hay dos visiones de país. La de Morena que genera pobreza, inseguridad, desempleo y corrupción; y la de la oposición que es generar buenos gobiernos para que los mexicanos tengan mejores oportunidades de vida.
Lo que se vivió este fin de semana en el estado de México, fue una muestra de cómo el gobierno federal comete ilegalidades, presiona a los votantes y genera inequidad en las contiendas. No es la primera vez que, de manera descarada e impune, se entrometen en una contienda electoral y despliegan a los servidores públicos para condicionar los programas sociales a cambio de votos para Morena.
Este domingo vimos a Morena coaccionar el voto, entrar armados a las casillas, mandar golpeadores, pagar a movilizadores, incluso, amenazar a los trabajadores de los municipios. Claramente mostraron su peor rostro, el de la corrupción y la mentira.
En la jornada electoral del día de ayer, la coalición opositora obtuvo la mitad de los votos del electorado, alrededor de 3 millones y medio de votos para cada coalición. Eso nos hace altamente competitivos y sin duda, futuros ganadores.
Si con todo el aparato del Estado, con todo el poder desde la presidencia y con todo el abuso que cometió Morena en el estado de México, la diferencia es de sólo 8 puntos, por supuesto estamos en la pelea.
En Morena le agradecen al gobernador del estado de México no haberse metido en la campaña, pero la que sí se metió fue Claudia Sheinbaum, enviada personal del presidente para incidir en el proceso electoral, que más intervención que esa.
Es necesario que los partidos políticos hagan una reflexión sobre los resultados obtenidos este domingo, incluso aquellos que no se han unido ya que nuestro país nos necesita juntos, el bien superior es México.