La respuesta es muy clara y contundente: la “estrategia” de seguridad del presidente López basada en “abrazos, no balazos” es un rotundo fracaso. Desafortunadamente las malas decisiones de este gobierno se resumen en la pérdida de vidas humanas. Lo peor (sí, hay algo peor) es que no aceptan que todo va mal y que cada día es más terrible que el anterior.
Esta administración prefiere abrazar y pactar con los delincuentes en lugar de perseguirlos y castigarlos, por ello los pésimos y alarmantes resultados que tenemos con respecto a seguridad en nuestro país. De acuerdo con cifras oficiales ha habido más de 153 mil asesinatos en lo que va del sexenio, superando ya a cualquier otro.
A quienes este gobierno debería cuidar es a quienes respetan la ley; a quienes trabajan; a quienes luchan todos los días por sacar adelante a su familia; a quienes estudian. Hoy los deja a su suerte y a manos de los delincuentes.
La falta de estrategia en materia de seguridad se ve reflejada, incluso, en la percepción ciudadana, pues tan solo en la Ciudad de México, 8 de cada 10 capitalinos tienen miedo de caminar en la CDMX; también hubo un incremento en los delitos de abuso sexual, violación, extorsión, robo a casa habitación, de autopartes y a negocios. El gobierno de Morena está reprobado en seguridad.
Es evidente que los abrazos no han resuelto ningún problema. Este gobierno ha claudicado frente al crimen organizado, contribuyendo con ello a un clima de mayor impunidad e inseguridad para los mexicanos. Sin embargo, en la agenda del presidente solo existe interés en sus “corcholatas”, a quienes en realidad deberíamos llamar “fichitas”.
Con las acciones del presidente de la República, manda un mensaje que debe alarmarnos: acompaña y protege a los criminales y en consecuencia deja en estado de indefensión a los mexicanos.