En las últimas semanas el peso mexicano ha logrado nuevos récords desde 2016, con el desempeño del tipo de cambio por dólar, lo cual, según opiniones especializadas, implica que nuestra moneda se consolida en un nuevo mejor nivel de los últimos siete años.
Quiero destacar que, lo anterior, se debe a diversos factores, entre ellos, un mayor flujo de dólares al país que llega no solo por un crecimiento en las exportaciones, las remesas y la inversión extranjera, nuestras tasas de interés son atractivas para los inversores, y ésta es una de las grandes llaves para abatir la pobreza en nuestro país y, desde luego, para el crecimiento económico, que tan necesario e indispensable resulta.
Nuestra moneda se compra y se vende más que el resto de las divisas de la región. El volumen de las transacciones con pesos mexicanos a nivel global aumentó 3% en los últimos tres años, incremento que nos posiciona en el lugar 16 (lista de monedas más negociadas del planeta).
Sin duda, el buen manejo de la crisis económica generada por la pandemia ha permitido una pronta y sólida recuperación, el 90 por ciento de lo que importamos es materia prima, maquinaria y equipo, por lo que, al fortalecerse nuestra moneda, se reducen los costos de esos productos y con ello se puede contener la inflación.
Como podemos dar cuenta, las políticas del gobierno, si bien es cierto, no son las únicas que juegan un papel fundamental en este tema, pues existen otros elementos a considerarse, también es verdad que vamos bien.
En el GPPVEM del Senado de la República, seguiremos promoviendo ajustes y propuestas en favor de las micro, pequeñas y medianas empresas, de la economía familiar, proyectos con alto impacto social y un ambiente propicio para las inversiones nacionales e internacionales.