El gobierno de Morena no ha tomado ninguna buena decisión en materia económica. Por el contrario, desde que inició su administración, López Obrador ha cancelado proyectos, ha malgastado el erario en sus elefantes blancos y ha monopolizado los recursos.
Esto ha traído como consecuencias: fuga de capitales, desempleo, estancamiento económico y gastos innecesarios por cancelaciones anticipadas de contratos.
Un día aplaude que capitales internacionales inviertan en el país y al siguiente les impone condiciones absurdas a las empresas para que puedan hacerlo. Sin duda, el mayor de los errores que ha cometido el gobierno federal ha sido ahuyentar a la inversión privada por falta de certeza jurídica.
Hoy mucho se habla de que gracias a la administración de López Obrador el peso se ha fortalecido, sin embargo, es otra más de sus mentiras.
El actual tipo de cambio mexicano se debe a dos circunstancias primordiales.
La primera, que la industria en Estados Unidos de Norteamérica se debilitó desde mediados de mayo de este año, con lo que las monedas de todo el mundo se apreciaron, excepto aquellas que están terriblemente devaluadas como el peso argentino o los bolívares.
Y la segunda que, debido a esta crisis industrial y para sopesarla, el banco central norteamericano y Banxico, han cambiado las tasas de referencia.
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Lo que han hecho ambas naciones, como muchas otras alrededor del planeta, es aplicar menores tasas de interés crediticio para que tanto las empresas como los particulares tengan la posibilidad de seguir pagando sus créditos y con ello, fortalecer el poder adquisitivo de las monedas.
Que hoy el peso mexicano se encuentre en niveles que no se veían desde el 2015, no se debe a este gobierno, es por las decisiones monetarias de cientos de países.