Por Beate Heimes
Hoy quiero tocar un tema delicado, especialmente en nuestra cultura donde la madre tiene un lugar extraordinario en la constelación familiar. Las madres parecen ser intocables casi Santas, aún hoy en día. Muchas madres son mamás solteras, tienen la gran responsabilidad de educar, alimentar, vestir y cuidar a sus hijos sin el apoyo de una pareja o de la familia. Ser madre hoy en día parece ser muy difícil. La presión social, laboral y la falta de integración de familias asume un gran reto.
El tema de la relación con la madre aparece muy a menudo en las sesiones de terapia y en especial la relación madre- hija.
Llegó una hermosa joven de 23 años a consulta. Ella, B. vino a buscar ayuda porque no encontraba la motivación de comprometerse con un trabajo después de haber concluido la carrera de Administración de Empresas en una prestigiada Universidad. Recibió 3 ofertas interesantes, pero al parecer no encontraba ninguna lo suficientemente atractiva. Había una cosa en común: Los trabajos significaban tener que mudarse de la ciudad donde vivía con su familia, con mamá, papá y 2 hermanos.
Estos son algunos puntos que destacaban en el discurso de B.:
- Mi madre no entiende que me quiero ir a otro lugar, me dice que es peligroso, no quiere que me independice. Cuando comienzo a querer hablar del tema, empiezan sus dolores de cabeza.
- Me dice que debería ser capaz de encontrar un trabajo cerca de la casa. Tengo el deber de ver por mi abuela.
- Mi mamá escoge mi ropa, es más fácil dejarla escoger que recibir sus críticas si me pongo algo que me gusta a mí.
- No tengo amigos, me cuesta mucho trabajo hacer amistades, mi mamá no quiere que salga a fiestas. Tiene miedo que me puede pasar algo.
- Mi papá viaja mucho, me siento feliz cuando hablo con él. Lo veo poco.
- Mi mamá me regaña como niña chiquita. Nada es suficientemente bueno para ella, no importa lo que hago. Nunca sé cómo va a reaccionar.
B. es insegura, evita las expresiones emocionales e intelectualiza. Prefiere hacer todo sola, no pedir apoyo, tiene dificultades con las relaciones interpersonales. Muestra hacía fuera autonomía que realmente no siente. Se retrae, en su presencia siento su tristeza.
La madre de B. utiliza el chantaje emocional en la relación con su hija, no quiere que ella se independice, que crezca. Tiene miedo de ser abandonada.
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El narcicismo femenino a menudo oscila entre fantasía de grandeza y sentimientos de inferioridad. Los hijos viven la necesidad de sus madres de recibir admiración y aprobación. Por fuera las mamás pueden parecen perfectas, pero están lleno de dudas. Independientemente de lo que los hijos experimentan, siempre se trata de la madre. El tipo de abuso emocional se oculta a los extraños, mamá puede parecer cariñosa y preocupada hacia fuera, pero en casa le transmite al niño que es una carga. Esta ambivalencia genera mucho conflicto interno.
Si la joven B. confronta a la madre sobre su comportamiento, ella la culpa o se compadece de sí misma. Una madre narcisista es incapaz de reconocer sus propios defectos. Admitir errores desafiaría su propia imagen.
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