En la Ciudad de México solo dos mandatarios han reducido el homicidio doloso si contamos el conjunto de los mismos por sexenio y cómo estaban al inicio entremedio por año y al concluir su administración o su presencia en el gobierno.
Son Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo.
Es posible identificar tres momentos centrales entre 2001 y 2022, reveladores de capacidad, liderazgo y resultados o de su relativa o franca ausencia.
El primero, cuando el actual presidente López Obrador redujo los homicidios dolosos 19.5 por ciento, al pasar de 807 en 2001 –el primer año de su gobierno en el entonces Distrito Federal– a 649 en 2006.
Con Marcelo Ebrard hubo una relativa estabilidad con cambios tenues. Hubo 779 asesinatos registrados en el último año (2012) frente a 714 de 2007.
Un segundo momento está en la administración de Miguel Ángel Mancera, que revela un deterioro en seguridad pública con el incremento de 82.1 por ciento en su sexenio, los homicidios dolosos pasaron de 749 en 2013 a mil 364 en 2018.
Entre los factores que explican el alza en delitos están el abandono de los gobernantes, especialmente Mancera, de las habilidades y capacidades institucionales en seguridad, la ausencia de supervisión sistematizada sobre las estrategias y la negativa a reconocer –como ocurrió en el sexenio anterior en la capital nacional– la presencia delictiva de alto impacto.
PUBLICIDAD
Sheinbaum Pardo recibió una tendencia al aumento en homicidios dolosos que se extendió inercialmente la mitad del 2019. Incluso, en uno de sus primeros días de gobierno llegaron a registrarse hasta 11 casos; ahora el promedio diario es de 2.2.
En 2019 comienza el tercer momento, revelador de una política pública eficaz ante la delincuencia, continuada por Martí Batres como Jefe de Gobierno. Dotar de facultades de investigación a los elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y enfocar la persecución en objetivos prioritarios, entre otras razones, llevaron a una disminución de 49.2 por ciento en homicidios dolosos entre 2019 y 2022.
La seguridad continuará como el tema central de la política pública mientras nacionalmente la tendencia de lo mejor no sea vivida por todas las entidades y ahí destacan actualmente Yucatán y la CDMX, aunque solamente la capital nacional tiene la complejidad de ser núcleo de actividad económica y demográfica del país