Las niñas, niños y adolescentes necesitan educación de calidad, libre de ideologías, de filias o fobias, lo que ellos necesitan es educarse no un adoctrinamiento.
Nuestra infancia y adolescencia no deben ser rehenes de un solo pensamiento, ni de ideologías únicas, y mucho menos, de una educación redituable para quienes gobiernan o para el partido en el poder.
Es grave que se utilicen los libros de texto gratuito para generar en nuestros menores un solo pensamiento, cuando lo que la educación permite es tener libre pensamiento.
Adoctrinar en lugar de educar es una violación a la ley y a la Constitución, ya que está establecido en ésta, que la educación es laica, gratuita y obligatoria; y por laica se entiende, independiente de cualquier pensamiento, organización o confesión religiosa.
Los libros de texto no deben ser elaborados por simpatizantes e ideólogos de derecha o de izquierda, ni neomarxistas, ni neoliberales, sino por psicólogos en aprendizaje y expertos en pedagogía.
El adoctrinamiento en los libros de texto nos acercan más a los gobiernos autoritarios y a las dictaduras, que a los países democráticos.
Si algo debe tener claro cualquier gobierno o secretario de Estado, es que la educación debe ser ajena a los adoctrinamientos políticos, y tampoco a obligar a las y los maestros a hablar bien del régimen en turno, ni del partido que gobierna.
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Los libros de texto gratuitos deben preservar la neutralidad para así mantener la calidad pedagógica y evitar ideologías que vulneren los derechos de las niñas, niños y adolescentes.
Betzy Bravo, licenciada en Filosofía por la UNAM e investigadora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales (Cemees), señala, y muy bien, que la Nueva Escuela Mexicana propuesta por la Secretaría de Educación Pública (SEP) es un intento de doctrina educativa.
“El adoctrinamiento educativo actual, impuesto desde las instituciones de las élites económicas, es un proyecto totalitario astuto, no es un adoctrinamiento a la vieja usanza: fascista o patriota, es una doctrina que se establece con base en argumentos que parecen bienintencionados, pero que finalmente desembocan en la restricción de la crítica o la reflexión de los estudiantes”, sostiene Betzy Bravo.
Es gravísimo lo que estos libros de texto representan, porque mientras en el mundo se están educando a las niñas, niños y adolescentes, para tener un presente y futuro mejor, en México se les quiere regresar al pasado.
La educación es un derecho, no una concesión graciosa, y por lo tanto debe otorgarse con calidad, sin filas ni fobias, y mucho menos, con carácter de adoctrinamiento.