El 26 de julio pasado, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) publicó la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), el principal instrumento que tenemos, desde 1992, para conocer cuánto reciben y en qué usan su dinero las familias mexicanas.
Esta información se actualiza cada dos años, de manera que podemos hacer una comparación en el tiempo y también ver la incidencia de las políticas públicas en las condiciones de vida de las personas. Es la herramienta más importante para medir la pobreza, conocer las fuentes de ingresos, la distribución de los gastos, las diferencias entre el ámbito rural y el urbano, las brechas de género y por entidad, y otros datos sociodemográficos.
La ENIGH nos da razones para ser optimistas. Observamos una recuperación pospandemia, con mejoras en el ingreso de los hogares con menos recursos, que refleja una reducción en la desigualdad económica. Otro punto destacable es que un 34 por ciento de las personas recibieron apoyo de algún programa gubernamental, lo que representa un máximo histórico en términos de cobertura.
Según algunos análisis preliminares de economistas, los resultados que la ENIGH dio a conocer se reflejarán de manera positiva en las próximas mediciones oficiales de la pobreza. Personas expertas calculan que en 2022 había 5 millones de habitantes en situación de pobreza menos que en 2018 y que la tasa de pobreza extrema por ingresos es la más baja desde que tenemos registro. Esto se debe a una combinación de factores, como el aumento del salario mínimo y la reforma a la subcontratación (outsourcing), pero también a los programas implementados por la Cuarta Transformación.
Quedan temas pendientes que será necesario atender. Los hombres tuvieron un ingreso promedio trimestral de 29,285 pesos, mientras que las mujeres ganaron 19,081 pesos en el mismo periodo, esto es un 35 por ciento de diferencia. Tal distancia se acentúa cuando las mujeres tienen mayor edad, menor nivel educativo y más hijos. Las personas indígenas, con discapacidad y las que habitan en zonas rurales tienen brechas similares de ingreso.
En las asambleas informativas que he convocado en los últimos días me referí a algunos de estos temas, que son prioritarios para el desarrollo nacional. En el caso de la brecha de género, aún existen espacios de toma de decisión cooptados por la participación masculina en los que el techo de cristal no termina de romperse. Para ello proponemos que la perspectiva de género forme parte de cada política desde su planeación, sus estrategias, programas y presupuestos.
Respecto a las personas indígenas, en las jornadas cívicas en Tlalpan, Xochimilco, Iztacalco, así como en Chiapas y Oaxaca, señalé el compromiso de establecer una nueva relación con el Estado, que incluya un acuerdo político con todos los pueblos originarios, que reconozca y respete su carácter y sus derechos territoriales, y garantice su desarrollo integral.
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Adicionalmente, en una visita reciente a Durango enfaticé la importancia de impulsar políticas públicas para que personas con discapacidad accedan a empleos productivos y se puedan desarrollar profesionalmente. Al respecto, hace meses, en el Senado impulsé una iniciativa que promueve el derecho de personas con discapacidad a vivir en forma independiente.
Un tema urgente de atención es el campo. Pienso que es prioritario tener una agricultura capaz de competir en los mercados internacionales, con productos que agreguen valor y apuntalen la comercialización agropecuaria. Como ya expresé en otros espacios, la cruzada en favor de la agroindustria se debe profundizar porque es uno de los principales detonadores del desarrollo económico.
Queremos un país más equitativo y próspero. La ENIGH nos señala por dónde caminar para terminar de consolidar la Cuarta Transformación, y las brechas que tenemos que cerrar para que todas las personas tengan piso parejo y accedan a mejores condiciones de salud, educación y empleo. Este Gobierno privilegia la justicia social y el bienestar, pero es necesario redoblar los esfuerzos para generar oportunidades reales para todas las mujeres y los hombres de México.