Tomé un vuelo de la Ciudad de México con destino a La Paz, Baja California Sur con Aeroméxico, salimos puntualmente pasadas las 4 de la tarde, en la fila 8, asiento E —es decir, en medio— subió una mujer con un perro de apoyo emocional del tamaño de un labrador. El vuelo iba lleno luego de una sobreventa como las que caracteriza a Aeroméxico.
En el asiento 8D y 8F, en el pasillo y la ventanilla, iban dos mujeres que con sorpresa, vieron llegar a la pasajera con su perro. Al parecer el perro detectaba cuando su dueña tenía síntomas de hiploglucemia, de acuerdo a las versiones que la propia dueña del animal compartió.
El vuelo de dos horas, transitó con las pasajeras del pasillo y ventana de la fila 8 prácticamente en cuclillas para darle espacio al perro que ocupaba los tres espacios del suelo, una incomodidad seria para estas personas que, pagaron un pasaje por llevar un asiento completo.
No se trata de restringir a los animales de apoyo emocional pero sí, de tener una política equitativa en los vuelos. Si Aeroméxico como muchas aerolíneas, con tal de ganar dinero cada vez reduce más los espacios entre asientos, debería restringir el tamaño de los perros de apoyo emocional. Las sobrecargos ni se inmutaron e hicieron como que no vieron la situación.
Este reportero viajó en el asiento 8C, justo al otro lado, por lo que en primera fila fui testigo de la incomodidad de las otras personas durante el vuelo.
Ahora bien, ¿qué sucede si alguna de las pasajeras tuviera artritis u otra condición que les impidiera doblar las piernas al punto de ocupar medio espacio?, ¿qué sucedería si alguien en los alrededores de la fila 8 es alérgico(a) a los perros?, ¿qué pasaría si alguno de los pasajeros en esas filas le tiene fobia a los perros?, son muchas circunstancias que no se toman en cuenta con el ánimo de ser inclusivos en materia de bienestar animal (y humano).
Como suele ocurrir con Aeroméxico, ellos cumplen con trasladar al pasaje entre caras y malos modos de las sobrecargos, pero queda en el aire esta interrogante que debe permear más allá de la aerolínea, incluso a la reglamentación en materia de aviación civil.
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¿Deben pagar asiento extra las personas que llevan perros de apoyo emocional?, ¿debe haber un límite al tamaño para llevarlo en el regazo?, ¿se debe preguntar con anticipación si los pasajeros alrededor padecen alguna alergia a perros?, ¿qué tanto la aerolínea debe involucrarse por el bienestar de sus clientes que pagan por los pasajes?
Son muchas dudas donde diversas autoridades, incluyendo la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) deben actuar, donde el equipo de comunicación de Aeroméxico además de hacer memes para las redes sociales, deben informar con certeza de estos temas.