La violencia en contra de las mujeres, lamentablemente va en aumento. En lo que va de la administración de López Obrador y según consta en las cifras del propio gobierno, se han registrado a junio de este año: 4,474 feminicidios y 12,775 homicidios dolosos de mujeres. En promedio, más de 10 mujeres son asesinadas diariamente en nuestro país.
En muchas ocasiones, el titular del Ejecutivo federal ha tratado de minimizar las cifras sobre la violencia de género. En alguna ocasión dijo que fue hasta su administración que se tipificó el feminicidio, borrando de un plumazo la lucha de víctimas, feministas y colectivos que, desde 2012, lograron quedara establecido como un tipo penal.
La violencia feminicida es la forma extrema de violencia contra las mujeres, que culmina en el asesinato y otras formas de muerte violenta de las mujeres y su erradicación, sigue siendo un pendiente del Estado mexicano.
Si bien nuestro marco normativo ha sido objeto de adecuaciones legislativas, para establecer los tipos penales y sus modalidades como la violencia política, la mediática, la digital, las lesiones con ácido, la violencia por interpósita persona, para restringir derechos en casos de deudores alimentarios morosos, así como contemplar las sanciones que recibirán los perpetradores de dichas violencias, la realidad es que la violencia en contra de las mujeres es cada día más lacerante.
Ni en las calles, ni en las escuelas, ni en las casas, ni en los centros laborales las mujeres están seguras. Esta sociedad las lastima por el solo hecho de ser mujeres y quedan en desprotección ante un sistema que no previene el delito, ni procura justicia.
Sin duda, la estrategia debe cambiar, porque las declaraciones simplonas y populistas que se dan desde el Ejecutivo federal no abonan a la lucha de las mujeres por vivir una vida libre de violencia.