Dados los resultados que tenemos, es decir, el aumento sistemático de los feminicidios y los niveles de violencia contra las mujeres que vivimos día a día es muy necesario el cambio de estrategia.
Siguen matando a decenas de mujeres por su simple condición y, como ha sucedido con el fenómeno en las últimas décadas, siguen siendo perpetrados crímenes atroces por sus parejas, familiares o amigos cercanos, lo cual nos deja claro que tenemos que atacar las causas últimas y, al mismo tiempo, las circunstancias actuales.
La estrategia que hoy se ha seguido es por medio de política criminal que descansa en la creación de un tipo penal, aumento de las penas e, incluso, la posibilidad de implementar la prisión preventiva oficiosa cuando lo que se investigue sea este delito.
Es decir, todo lo que hemos aplicado se ha dado a través del Legislativo con apoyo, en cierta medida, del Poder Ejecutivo y, debemos aceptarlo, con una disposición del Poder Judicial de llevar estos casos hasta la sanción más importante.
Si bien esas modificaciones legales han sido de enorme trascendencia para castigar los terribles casos de feminicidio, no vemos que en la sociedad haya un impacto directo a pesar de que ya se castiga el delito como tal y que, además, cuenta con una penalidad más alta cuando se le quita la vida a una mujer.
Es momento de pensar en políticas públicas, es decir, la implementación de medidas que cuiden el entorno de las mujeres en todos los ámbitos sociales, desde el hogar hasta el trabajo, todos los espacios deben ser vigilados de todas las formas posibles no sólo para castigar, sino para evitar que se pierda la vida en manos de personas que, por nuestra condición, deciden quitarnos la vida.
Por otro lado, las políticas públicas deben entrar a la conciencia. Propusimos que en los planes y programas de estudio de la educación básica, se tengan como directrices el respeto a la igualdad de género y la eliminación completa de violencia de este tipo, de tal manera que las nuevas generaciones tengan empatía para con sus semejantes sin hacer ningún tipo de distinción.
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Es momento de implementar más campañas de concientización en la población en general, de tal forma que haya una vigilancia social y una recuperación del tejido que permita reflexionar los alcances de la violencia contra las niñas y las mujeres, haciendo énfasis en cuidados de la salud mental, el acceso igualitario a todas las ramas de la vida social y la igualdad de oportunidades.
Sin perder de vista que debemos perseguir y castigar estos crímenes, debemos caminar de la mano de la sociedad civil para, entonces sí, obtener resultados distintos.