A principios de este año, un pequeño niño de Puebla llamado Jesús fue captado en video por su hermana, cantando la canción “Castillos” de Amanda Miguel. Chucho estaba realmente emocionado y con mucho sentimiento declamaba la estrofa que dice “Con el corazón de piedra”. Su hermana no aguantó la risa y cuando el pequeño se dio cuenta de que lo estaban grabando, se apenó.
Este video se hizo viral. Todos en México reímos al ver al pequeño Chuchito montado en su triciclo y cantando con puro sentimiento. Pero la anécdota no terminó ahí: Amanda Miguel se enteró de este pequeño fan y le mandó un mensaje en video. Y en uno de sus conciertos lo invitó a subir al escenario: sentado en una silla y apretando un muñeco de peluche, Chucho y Amanda cantaron al unísono. Un momento hermoso y que nos llenó el corazón de alegría.
Así es Amanda Miguel. Puro amor.
Es imposible separar la carrera de Amanda de la de su marido, nuestro eterno Diego Verdaguer. Juntos formaron una de las parejas más hermosas del espectáculo. Y hoy, al lado de su hija Ana Victoria, recuerdan a Diego en una serie de conciertos que llevan el nombre de “Siempre te amaré”.
“Yo siento una gran responsabilidad de seguir adelante. Estoy sana y fuerte, no tengo a mi marido, que me encantaría, porque además estaba divino en su mejor época, tan guapo, tan lindo, pero lo tengo en mi corazón todo el tiempo, todo el tiempo está ahí”, me dijo entre lágrimas. Y yo, con ella: es imposible no conmoverse con tanto cariño.
Ana Victoria me contó que Diego Verdaguer dejó muchas ideas, tantas que podrían salir dos años de material inédito: “Con el tiempo vamos a ir sacándolo, llevándolo a su punto final. Hermoso material que nosotras sabíamos que él quería que el público conociera. Él tenía una visión a futuro para nosotras y es un compromiso hermoso continuar en agradecimiento y también en lecciones de vida. Siento que al no estar con nosotras hemos aprendido mucho la espectacular capacidad que tenía él como jefe de nuestra familia y llevar a cabo todos los sueños. Era un soñador”.
Le pregunté a Ana ¿Cómo es vivir este concierto? “La gente en el concierto vive la transformación, el agradecimiento, la comprensión de que el amor de familia es muy poderoso, que el respeto familiar es indispensable y que aprender a valorarse es algo muy bonito. El concierto te va llevando por todas esas emociones y culmina justo en una sensación en la que te quedas consciente de que lo más bonito que puedes hacer es valorar lo que amas en el momento que lo tienes”.
“Cuando él y yo nos encontramos” me dijo Amanda “nos dimos para toda la vida. Y yo tengo fé de que me voy a volver a encontrar con él”. Una familia hermosa, que ahora fue bendecida con el pequeño Luca, hijo de Ana Victoria. Una familia que en sí misma ya es una leyenda en la música y a quien reitero toda mi admiración y cariño, y que conmueve al más duro corazón de piedra.