La violencia en México no da tregua, estamos ante un grave y alarmante problema de inseguridad que el gobierno morenista no está interesado en solucionar. Es evidente que sus prioridades y preocupaciones son otras pues al inquilino de Palacio le falla el oído para escuchar el reclamo de los ciudadanos que viven con miedo y con incertidumbre abandonados por las autoridades pero también le falla la vista para ver la realidad de lo que ha hecho con el país gracias a su insensata política de “abrazos no balazos”. El país es hoy un cementerio y una cueva de ladrones y asesinos.
La descontrolada inseguridad también afecta en las carreteras pues el crimen organizado se extiende en estas vías de comunicación con un modus operandi cada vez más sofisticado.
Decenas de caminos y autopistas se han vuelto focos rojos principalmente en el Estado de México, Jalisco, Ciudad de México, Puebla, Guanajuato y Michoacán por los múltiples asaltos, secuestros y homicidios que se cometen en ellas.
Ya son miles las denuncias por diversos delitos hechas por conductores particulares y por choferes de unidades de carga pesada. En 2023, las cifras oficiales muestran un aumento en los delitos de robo y asalto de hasta 12 por ciento y la Guardia Nacional únicamente observa.
Los conductores de transporte de carga son quienes más sufren de asaltos, extorsiones, cobro de piso e incluso secuestros por parte del crimen organizado con motivo de la mercancía que trasladan.
Esta situación ha ocasionado que el transporte de los productos se haya vuelto una tarea cada vez más difícil para las empresas pues implica mayores gastos en equipos de rastreo y custodia de mercancías lo que afecta los costos de los artículos al llegar al consumidor final.
En las carreteras de México, nadie está exento de poder ser asaltado o asesinado. Tristemente, esta administración no tuvo la capacidad ni la voluntad de implementar políticas públicas encaminadas a prevenir el delito y mucho menos a sancionar a los delincuentes.
PUBLICIDAD
La impunidad gana en la mayoría de los casos y esto ha afectado de manera incalculable nuestra calidad de vida, además de impedir el desarrollo del país. ¡Contamos los días para que se vayan! Al tiempo…
DETALLES. Hablando de pobreza y de salud, la capacidad del inquilino de Palacio para mentir y manipular la información del CONEVAL no tiene límites. La realidad es que la pobreza no ha disminuido como nos quieren hacer creer, de hecho el número de personas en pobreza extrema pasó de 8.7 a 9.1 millones entre 2018 y 2022.
El gobierno morenista también negó que aumentara la carencia en el acceso a los servicios de salud pero lo que realmente sucedió es que con motivo de la desaparición del Seguro Popular y la creación del INSABI en 2019, el INEGI modificó las preguntas de las encuestas lo que impidió que se pudieran obtener datos confiables.