El problema de esta polémica más allá de los riesgos del maíz transgénico que todavía falta más avance científico por comprobar sus efectos, está claro que las medidas de prohibición lo único que van a generar son mercados negros.
Es decir, no se puede dejar pasar por alto este debate que es importante no sólo para ambos países en términos de su tratado comercial sino para el futuro alimentario del mundo.
La restricción o estas leyes y políticas prohibicionistas resultaría contraproducente al objetivo principal que es proteger los derechos constitucionales a la salud y al medioambiente.
Es importante no quedarnos en un análisis somero de estos cuestionamientos válidos. Los avances científicos pueden aportar a despejar cualquier duda de tal manera que no tomemos decisiones basadas en la popularidad sino en decisiones racionales que convengan al país en ambos términos: comercial y protección ambiental.
Una correcta visión que no caiga en extremos y que permita la regulación, garantizaría que cualquier actividad relacionada se realice de manera informada y, sobre todo, segura. No dejando en manos de la delincuencia lo que no se pueda acordar al respecto.