La paz es posible

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Foto: (Especial)

Son tres los principales hechos que lo explican: un rompimiento de la conexión autoridad-delincuencia, que asegura que no hay “acuerdos” posibles; la atención a las causas de la violencia; y la coordinación diaria de las autoridades responsables desde el nivel municipal para actuar de inmediato, evaluar acciones de prevención y atacar la impunidad.

Ayer, durante la reunión plenaria de la mayoría legislativa en la Cámara de Diputados, la primera Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno de México, explicó ampliamente los logros, los retos y las medidas que deben continuarse para seguir recobrando la tranquilidad y construyendo la paz.

En un diálogo abierto, franco, se puso en la mesa de las y los diputados los alcances de una política de seguridad que persigue delitos y, al mismo tiempo, limita las oportunidades de la delincuencia para atraer a jóvenes con el espejismo de la riqueza instantánea y un supuesto poderío que solo vive en la narrativa de canciones o de series de plataforma y televisión.

La realidad, tristemente, es cruda y afecta de entrada a muchachas y muchachos que se deslumbran por el oropel. Los programas sociales enfocados en que sigan estudiando, adquieran un oficio o tengan experiencia laboral, han abierto los ojos de millones de ellos y comienzan a crear una crisis positiva de recursos humanos para organizaciones delictivas.

No perdamos de vista que los criminales profesionales se forman con el tiempo y por medio de la reincidencia. Si no obtienen ese entrenamiento o se relacionan con otros más experimentados, el teatro se cae y quienes se sienten desesperados por una opción, no responden la propuesta de ningún grupo fuera de la ley.

El buen estado de la economía, con decisiones puntuales para aumentar salarios y dar prestaciones, además de un comportamiento prudente en el manejo de la llamada macroeconomía, han equilibrado el ingreso de otros millones de mexicanos que pueden gozar de mejores condiciones de vida.

Es decir, un delincuente no nace, se hace a partir de la urgencia por sobrevivir y sostener a sus seres queridos. Cuando ha seguido durante demasiado tiempo la ruta de la ilegalidad es que lo perdemos como integrante de una sociedad pacífica e inteligente.

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En la exposición de la Secretaria también quedó un mensaje poderoso que la ciudadanía debe abrazar, la paz es posible y la violencia tiene solución.

Sin embargo, es un esfuerzo que nos involucra a todos y que demanda una participación social para denunciar lo que nos afecta y para recuperar las calles y los espacios públicos que son de nosotros, nunca del crimen.

Se registra un descenso en la mayoría de los delitos y un aumento en la percepción de seguridad y en la confianza de la gente en esta propuesta de gobierno. Necesitamos darle continuidad y reforzarla. No estamos condenados a vivir en la zozobra y tampoco somos una sociedad que haya incorporado la violencia a su vida cotidiana. Si entendemos eso y actuamos desde donde estamos, lograremos este objetivo de pacificación, juntos y unidos.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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