El “Vino Verde” resulta aún desconocido para gran parte de los mexicanos, es el que proviene de una región específica de Portugal, con unas cepas específicas y que el verde, obedece más a la frescura de la fruta que al color del mismo, se trata de vinos blancos, unos pocos tintos y rosados que son certificados por un consejo regulador estricto y competitivo, regulado desde 1908.
La región del “Vino Verde” comprende desde el norte de Oporto y hasta el río Minho, en la frontera con Galicia, España, tiene a su vez nueve subregiones bien delimitadas donde además de la elaboración de estos vinos, se han desarrollado productos turísticos muy interesantes en rutas enológicas, gastronómicas y de pueblos medievales.
Algo que llamó mucho mi atención durante el recorrido del que formé parte con otros periodistas y generadores de contenido de México y Brasil, fue la experiencia en el viñedo Soalheiro, justo en la frontera con España. Luis Cerdeira, una de las nuevas generaciones de esta familia productora de vinos desde hace décadas, nos recibió y de las primeras cosas que dijo, fue reconocer el buen trabajo que se hace no solo en la región del “Vino Verde”, sino en las “Rias Baixas” del otro lado del río Mihno, en España. Destacó la integración de la región, nos explicó las bondades de su vino y viñedo reconociendo el trabajo de su competencia no solo en Portugal, sino en Galicia del otro lado de la frontera, así como la calidad de los “Alvariños” españoles y los “Alvarinhos” portugueses, al final —señaló— son una mega región donde si les va bien a unos, les va bien a los otros y donde en ambos lados del río, se hacen cosas de calidad.
En menos territorio, en Baja California o Guanajuato, vinicultores en visitas periodísticas me han hablado mal de sus vecinos, un hecho que solo merma nuestras rutas enológicas, hay que aprenderle más a Soalheiro y a Cerdeira, por eso están en donde están, valga la redundancia.
Ahí pudimos vendimiar, es decir, tuvimos la experiencia de cortar uvas de la cepa Alvarinho, para entender con más claridad la base de todo vino, es decir, la parra, la uva, la fruta, el contacto con la naturaleza. Dimos un recorrido por su viñedo, y este como muchos otros en el norte de Portugal, tiene desarrollado un turismo enológico muy complejo, con infraestructura y sobre todo, vocación turística, donde sí es importante vender sus vinos, pero es más importante darlos a conocer y que la gente que acude viva la experiencia, como reza el dicho, explotando al turismo y no explotando al turista.
Así visitamos casi una decena de viñedos, cada uno con características distintas y con productos turísticos bien organizados, además de practicas sustentables y competitivas en la elaboración de vinos, muchos con presencia en México.
Creo que falta promoción turística de Portugal en México, me queda claro que a las autoridades turísticas portuguesas no les interesa México como mercado emisor, tampoco a su aerolínea bandera TAP Airlines, que tiene solo vuelos a Cancún y cuya misión es traer portugueses al Caribe y no, llevar mexicanos a Portugal. En el tema vinícola, hay esfuerzos importantes, sin embargo con una mayor penetración en mercados fuera de nicho, es decir, en personas que no acostumbran beber vino, pueden tener un resultado muy exitoso dada la facilidad para para entender y beber el “Vino Verde”, un área de oportunidad importante para ambos sectores de la industria.
El norte de Portugal tiene una región de turismo enológico creciente y pujante, impulsado por la propia comisión del “Vino Verde” que puede lograr resultados muy positivos con el mercado mexicano. Nuestros diseñadores de producto turístico enológico debieran darse una vuelta por allá para entender cómo facilitar al viajero una ruta enológica sencilla y eficaz, sin complicaciones ni falsas pretensiones.