México necesita gobiernos honestos, trabajadores e inclusivos, tanto para la Ciudad de México como para todo el país. El hecho de que en 2024 la próxima Presidenta de México pueda ser una mujer es altamente esperanzador.
La lucha de las mujeres por un México con igualdad, un terreno más parejo, donde nadie se quede atrás, ha sido difícil y hemos tenido que enfrentarnos a la negativa de quienes detentan el poder para construir con y para las mexicanas. Estoy convencida de que la presencia de las mujeres en el espacio público es altamente beneficiosa.
Si nuestras antepasadas nos vieran hoy, estarían asombradas de cuánto hemos avanzado en la conquista de nuestros derechos, pero también debemos admitir que aún falta mucho por hacer.
Debemos romper con el pacto patriarcal. Las políticas públicas deben realmente incorporar una perspectiva de género. Los presupuestos deben ser diseñados pensando en el bienestar y el desarrollo de las mujeres.
Debemos empoderar a las mujeres y reconocer la trascendencia de su papel en la sociedad. Debemos lograr la igualdad salarial y asegurar un transporte digno y seguro.
Las mujeres deben recibir servicios de salud preventiva de calidad y medicamentos. La investigación de los delitos y la justicia deben aplicarse con una perspectiva de género. Debemos reconocer la violencia y combatir la impunidad.
Las mexicanas deben seguir alzando la voz, exigir resultados de las autoridades y, sobre todo, seguir trabajando juntas para lograr el México que deseamos y, sobre todo, que necesitamos las mujeres.
No es suficiente que los gobiernos o las aspirantes se proclamen feministas. Necesitamos a una mujer libre, con autodeterminación y capacidad para liderar los esfuerzos para erradicar las brechas de desigualdad y proporcionar a las mujeres condiciones dignas de desarrollo. Seguramente Xóchitl Gálvez hará un excelente trabajo.