Este gobierno abomina la división de Poderes. La no invitación a los actos conmemorativos por los 213 años de nuestra Independencia, tanto al Poder Legislativo como al Judicial, evidencia el desprecio a nuestras instituciones.
De nada sirve que se grite ¡Viva el amor!, ¡Viva la democracia!, si se menospreciar a quienes piensan diferente. “No tenemos buenas relaciones, es público, es notorio, es de dominio público, con el Poder Judicial, porque se han dedicado a actuar en contra de la transformación”, dijo en la mañanera.
Al Presidente no solo se le olvidó que el amor al prójimo, como él dice, es más relevante cuando se acepta y se respeta a quien piensa distinto a nosotros o a su régimen, pero no solo eso, también se le olvidó o quizá nadie le recordó, que vivimos el tiempo de las mujeres, y que hoy justamente, ambos Poderes son encabezados por mujeres.
Si bien la no invitación no fue por un tema de género, si fue por no pertenecer a la supuesta transformación, y porque a este régimen le fascina el protagonismo, el centralismo y el control.
La ausencia de los Poderes Legislativo y Judicial no solo marcan los festejos patrios, sino que pintan de cuerpo entero el desdén que tiene por la democracia, el equilibrio del Poderes, por nuestras instituciones y por las mujeres.
No se puede arengar ¡Viva la democracia!, ¡Viva el amor!, ¡Que muera la avaricia!, cuando en la celebración de nuestra Independencia excluyes a dos de los tres Poderes que forman parte del Estado mexicano.
El artículo 49 constitucional es muy claro, el Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial, es decir, los tres Poderes estamos en el mismo nivel y los tres Poderes somos exactamente igual de autónomos.
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Es evidente que a este gobierno el Poder Judicial le es incómodo, y lo es por defender la Constitución, a la que el titular del Ejecutivo juró guardar y hacer guardar, y a la que también, la mayoría parlamentaria en el Congreso federal, ha decidió ignorar para servir a un solo Poder, que no es precisamente el Legislativo.
Por todo lo anterior, es que algunas de las arengas de la ceremonia del Grito de Independencia, son falacias, porque no se puede hablar del amor y de la democracia, cuando se desprecia y desaira a quienes representan al Poder Judicial y Legislativo.
¡Qué paradoja!, el autoritarismo y la arrogancia fueron parte de la celebración de nuestro México independiente.