Opinión

Recesión democrática

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FOTO: Miguel Dimayuga/CUARTOSCURO.COM

De los tótems a la religión, de la religión al Estado, del Estado a la tecnología. Las ideologías se diluyen cuando googleamos las respuestas… pero al creer en nada creemos en todo. Podemos acceder a la historia de la humanidad en un click y percatarnos del duro camino que les ha costado a las sociedades alcanzar las condiciones de libertad y de reconocimiento de nuestros derechos humanos, pero, aun así, se desdeña la democracia como sistema de gobierno. Quizá esta ya resulta demasiado anticuada frente a los individualismos.

En América Latina los datos son demoledores. Según el reciente Informe 2023 de la Corporación Latinobarómetro, todos los países de su estudio enfrentan en mayor o menor grado una recesión democrática. México ha sufrido una pérdida de apoyo a la democracia entre 2020 y 2023 desde el 43% al 35%. Esta pérdida se da luego de que el partido oficialista ha arremetido contra pilares de la democracia como el INE y el INAI. Pero no nada más es eso, se visualizaron tres alarmantes tercios en la población: el tercio que apoya la democracia de 35%, el tercio indiferente por el tipo de régimen de 28% y el tercio que apoya una opción autoritaria 33%.

La democracia se diluye porque el colectivo ya no importa: solo importa la selección de información que hace el individuo de momento. Lo hemos visto con el fenómeno del Presiente Nayib Bukele en El Salvador y del presidenciable Javier Milei en Argentina; pareciera que las personas quieren respuestas sencillas y medidas tajantes ante los problemas. Al primero se le aplaude la mano dura contra el crimen sin importar el Estado de excepción y al segundo sus propuestas extremo-libertarias frente a la crisis económica, como la destrucción de su Banco Central. En México quizá ha estado peor la cosa, ya que hemos tenido (y tenemos) aberrantes medidas autoritarias y cortinas de humo para disuadir la atención: desde los intentos de la 4T para reformar la ley para que los Consejeros Electorales y Ministros de la SCJN se elijan por voto popular, hasta los escándalos del Chupacabras y La Paca que en su momento creó el PRI y las recientes momias- aliens que se exhibieron en la Cámara de Diputados. Lo primero pone en riesgo la organización de las elecciones y atenta contra la división de poderes y lo segundo… bueno, el chiste se cuenta solo. Ante una crisis, la respuesta debe ser una payasada mediática.

El tercio de la indiferencia me preocupa por un grupo social en particular: los jóvenes. Ellas y ellos están desconectados de la política porque esta no los representa. La corrupción los ha desencantado, ahora son escépticos hacia la política como medio para lograr el cambio. Según el INEGI, sólo 17% de los jóvenes entre 18 y 29 años votó en las elecciones presidenciales de 2018… y la tendencia va en aumento. Según Latinobarómetro: “entre los más jóvenes (16-25 años) solo el 43% apoya a la democracia (…) En suma, a mayor edad más apoyo a la democracia. En la actitud hacia el autoritarismo la relación es inversa: hay más apoyo al autoritarismo mientras más joven es la persona (20% entre los que tienen 16-25 años y 13% entre los que tienen 61 años y más)”.

También el apoyo al autoritarismo creció en México once puntos porcentuales entre 2020 y 2023, porque los militantes de la 4T (sobre todo el Presidente) supieron capitalizar el descontento social en un sencillo discurso mediático y en las prácticas de demoler todo el pasado, sin importar si tenía aspectos rescatables o no. Creo que las redes sociales influyeron de sobremanera en ello, ya que por ellas nuestras mentes son presas de una reactividad esclavizante: abrimos sin cesar ventanas de notificaciones que llevan el pensamiento de un lado a otro sin concentrarnos en una sola cosa. No considero estas afectan directamente la democracia, pero sí su uso sin análisis crítico. Ya de ello habla el periodista Robert Wright, en una analogía respecto a la actividad mental y la polarización política habla sobre la psicología del tribalismo y como esta causa sesgos en el pensamiento.

Crisis económicas, hartazgo de la población en general, individualismos, escepticismo de la juventud, ineptitudes de los gobiernos, falsas dicotomías, personalismos absurdos de los gobernantes y un profundo resentimiento con la clase política son varios de los factores que atentan contra la democracia. Un tercio de los Presidentes de América Latina ya han transgredido las leyes de electorales para mantenerse en el poder así mismos o a su partido, como en el caso de la campaña electoral que inició Morena en México desde hace dos años para intentar dejar a su sucesora.

En México la recesión democrática retumba fuerte, pero lo único que puede salvarnos de ella es la misma ciudadanía soberana y sobre todo liderada por los jóvenes, que tienen las herramientas para hacer de nuestro país un mejor un lugar para vivir. No se puede concebir a uno mismo sin la existencia del otro y, por ende, de nuestra colectividad, tal y como lo escribió Khalil Gibrán en su poema El Crimen y el Castigo, de El Profeta:

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No puedes separar los justos de los no justos y los buenos de los malvados;

Porque se quedan juntos antes de la cara del sol como el hilo negro y el blanco son tejado juntos.

Y cuando se rompe el hilo negro, el tejedor mirará en la tela blanca, y examinará el telar también.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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