Septiembre se ha convertido en el mes del año en que en el país se registran gran número de movimientos sísmicos de diversa magnitud, siendo los más devastadores los ocurridos en 1985 y 2017; ambos, coincidentemente dados en un día 19, causaron pérdidas de vidas humanas, derrumbes de edificios, daños en tuberías de agua, grietas en caminos y otros daños de consideración a la infraestructura urbana.
Después del terremoto del 85, se realizaron estudios y se investigaron las posibles maneras de orientar a la población para salvaguardarse de los movimientos telúricos: la implementación de alarmas sísmicas y la utilización de materiales más ligeros para la construcción de edificios fueron las principales recomendaciones a las que se llegó para la protección civil poblacional, así como la adecuación del Reglamento de Construcción acorde con la sismicidad de la Ciudad de México.
Posteriormente, la inversión de recursos públicos para investigación en materia de sismos ha sido prácticamente letra muerta en los programas de presupuesto federal.
Sin embargo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sí ha desarrollado políticas de investigación y estudio en esta materia de temblores, aun sin recursos públicos, lo que habla muy bien de su compromiso social con la población mexicana, amables lectores.
Como resultado de ese compromiso, acaba de inaugurar en el estado de Hidalgo un centro espejo de Monitoreo del Servicio Sismológico Nacional para reforzar las acciones de detección de sismos en México.
El sitio cuenta con acceso a la información de casi 70 estaciones de la Red Sísmica Nacional, lo que le otorga el mismo nivel de detección de temblores que tiene el espacio ubicado en Ciudad Universitaria en la Ciudad de México.
Aquí en este nuevo centro, alumnos e investigadores reforzarán el análisis y monitoreo de los sismos para prevenir contingencias como las ocurridas en los terremotos de septiembre de 1985 y 2017.
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Cabe resaltar que el proyecto lo logró la UNAM gracias a la donación de un terreno por parte del gobierno del estado de Hidalgo y el financiamiento de recursos económicos destinados por el Congreso Local.
El apoyo federal, amables lectores, brilló por su ausencia. Están más preocupados en obras de relumbrón y “emblemáticas” que en preservar la vida humana.
Asimismo, en este Centro Alterno de Monitoreo se llevará a cabo un registro sísmico constante e ininterrumpido, que potenciará la capacidad de detección de temblores para la elaboración de un atlas de peligro y de riesgos, la puesta en marcha de medidas de prevención y mitigación, así como la elaboración de reglamentos de construcción y planes de contingencia.
Como vemos, amables lectores, esta obra de la UNAM es fundamental para la seguridad de las personas en cuanto a movimientos telúricos y demuestra que la voluntad y el compromiso superan a la demagogia discursiva de las autoridades que han desdeñado a la ciencia y la investigación en el país. El sitio albergará los datos de 113 años de actividad sísmica y con ello también podrá conocerse más acerca del interior del planeta.
Requirió una inversión de 80 millones de pesos y está equipado con infraestructura de soporte, como cableado estructurado y fibra óptica, sistema de video vigilancia, sistema de control de acceso y alerta de intrusiones, mobiliario, cinco servidores de cómputo, entre otros elementos de tecnología de punta.
Impresionante, ¿no les parece, amables lectores? Por fortuna, instituciones como la UNAM nos demuestran que no todo debe ser captación de votos ni política inservible.
Solo la inversión en investigación, en ciencia, en tecnología e innovación al servicio de las personas asegurará niveles más elevados de desarrollo social y económico, lo demás es demagogia y creación de más pobreza.
Hasta la próxima.