Como sabemos, la humanidad se encuentra atravesando por una seria crisis de conflicto en una región del Oriente del planeta. Tanto importantes maestros espirituales como académicos conocedores de la historia mundial, han hablado de los tiempos críticos posibles, con la finalidad primordial de evitar que el pasado se repita.
Es bien sabido que para comprender el presente necesitamos comprender el pasado porque, de no solventarse los conflictos, el pasado anuncia el futuro. La existencia física se basa en ciclos, incluido nuestro planeta que tarda aproximadamente 26.000 años en completar un ciclo de evolución. Por esto, sucesos como las pandemias y muchos eventos globales también ocurren cíclicamente.
Desde el 2019, entramos a una etapa de siete años de Urano en Tauro que finaliza en el año 2026, un claro ejemplo de estas recurrencias de la naturaleza que configuran astrológicamente los desafíos que enfrentamos hoy y que ejercen influencia en todos los seres de la Tierra. De acuerdo al Maestro Joseph Michael Levry, la última vez que Urano estuvo en Tauro fue de 1934 a 1942, un período de demasiada agitación en el mundo que marcó la primera mitad de la Segunda Guerra Mundial, el holocausto en Alemania, la extensión del fascismo en Europa, y el abuso de poder de unos pocos sobre los muchos, entre otros eventos.
Tomar en cuenta la repetición de un periodo como este con lo que ocurre actualmente no es para crear sensacionalismo, sino que nos permite elegir distinto respecto a nuestros valores y a lo que hemos aprendido del pasado, pues nuestro libre albedrío y la conciencia que hayamos desarrollado son el punto clave en las decisiones que tomamos tanto individual como colectivamente. Todo evento catastrófico y de crisis es una invitación para cambiar el rumbo y sanar el trauma emocional que haya quedado de los sufrimientos pasados.
Es URGENTE y necesario que seamos protagonistas y tomemos nuestro lugar para ser Maestras y Maestros que con sus pensamientos, palabras y acciones sienten las bases de una nueva Era y de una nueva humanidad. Estamos en un momento clave para el futuro cuyo rumbo dependerá de cómo nos transformemos para navegar a través de este intervalo cósmico evolutivo, que puede ser radicalmente disruptivo o totalmente reconstructivo. Las tecnologías metafísicas, la resonancia del campo del corazón, y el poder cálido y calmante de nuestras oraciones y meditaciones, ayudarán enormemente en estos tránsitos.
Pero sobre todo lo harán el despertar de nuestra conciencia y la integración completa de los más altos valores y virtudes del espíritu humano, que son vitales para elegir de manera más sabia sobre la forma en la que podemos ser de verdad más plenos, sobre la ecología, sobre cómo nos relacionamos, y sobre todos los aspectos de la vida.
En fin, que será de enorme ayuda en estos momentos, y le pido muy especialmente, que en sus oraciones diarias reserve un espacio para pedir, declarar y afirmar la Paz Mundial, y para enviar desde lo más elevado de usted frecuencias de Amor, Paz y Luz para los países en conflicto, para su gente, para toda la Tierra y para la raza humana por entero.