México está viviendo un gobierno que genera muerte. Más de 164 mil asesinatos y más de 45 mil desapariciones en esta administración, dejan claro que la estrategia de seguridad no funciona. Abrazar a los delincuentes, como López Obrador lo ha hecho durante todo su sexenio, ha ocasionado que el país se encuentre ensangrentado.
Contrario a lo que exigían en campaña, intentaron prolongar la presencia de las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública, transgrediendo los acuerdos y tratados internacionales que el Estado mexicano ha suscrito. Pretendieron violar los principios internacionales, ya que su uso solo debe ser de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria, sin embargo, la incidencia delictiva no disminuyó.
La administración de Morena ha generado que las violaciones a los derechos humanos, los muertos, los desaparecidos, las víctimas del delito hayan incrementado de manera alarmante.
El titular del Ejecutivo federal les ha encomendado labores a las fuerzas armadas que no son propias a su naturaleza, poniendo en riesgo el prestigio y la vida de quienes integran estas corporaciones.
La Secretaría de Gobernación, quien es la encargada de la gobernabilidad en el país, se ha preocupado más por las cuestiones electorales que por dar tranquilidad a las familias mexicanas. Por su parte, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana se ha lavado las manos y ha dejado la persecución de los delitos a las fuerzas armadas.
Lo que se necesita es un cambio de estrategia, donde abrazar a los delincuentes no sea el eje rector de la política pública, se les necesita perseguir, enjuiciar y encarcelar en un debido proceso.
Se necesita que Morena haga una buena administración pública, porque en los últimos 5 años, solo ha demostrado su ineficiencia para darle paz al pueblo de México.