Cualesquiera que sean los retos a los que nos vemos enfrentados de manera individual o colectiva, y en el aspecto personal o público, existen habilidades que en tanto más podamos desarrollar, tanto más estaremos capacitados para poderles dar salida de forma práctica y eficiente sin que nos representen un sufrimiento doble o la creación de un círculo vicioso del que no podamos salir con facilidad.
Estas habilidades pueden resumirse en el concepto de Inteligencia Emocional, que tiene tan sólo tres décadas de haberse desarrollado cada vez con más popularidad y que de forma muy simplificada quiere decir tener la capacidad de reconocer los sentimientos propios y ajenos.
Los elementos que la componen son fundamentales para poder sortear los problemas que se nos presentan. La inteligencia emocional permite que podamos autoconocernos para poder entonces saber cuáles son nuestras fortalezas, debilidades, aspectos en los que tenemos que trabajar más, tener autoconciencia de nuestros cuerpos mental, emocional y físico, así como de las áreas de nuestra vida y, muy importante, tener el autocontrol sobre nuestras reacciones para convertirlas en respuestas efectivas ante las crisis.
Nadie puede dar lo que no tiene, ni enseñar lo que no sabe, por lo tanto, al tratarse de contribuir, cooperar y estar realmente dispuestos a dar a los demás, tenemos que fortalecer estas habilidades con las que algunas ciertamente ya nacemos, pero que vamos olvidando o atrofiando si es que no se practican.
Uno de los aspectos de la Inteligencia Emocional es el sentido de conciencia social, así que todo va de la mano cuando se trata de enfrentar desafíos como los que la raza humana está atravesando.
Tenemos que comprender que el éxito es producto de la inteligencia emocional, y que a su vez es por medio de nuestros logros que podemos retroalimentar nuestra inteligencia emocional con nuestros resultados. Para desdoblar desde nosotros las virtudes que son requeridas en el entorno inmediato y lejano tenemos que estar alineados más a nosotros mismos y a la capacidad de nuestra inteligencia emocional que a cualquier opinión externa.
La conciencia también se desarrolla con la inteligencia emocional y es por medio de la conciencia que generamos más amor, más paz y más luz. Es con mucha inteligencia emocional que podemos discernir entre todo el mar de noticias e información que estamos recibiendo todos los días, y enfocarnos en lo que realmente vale la pena construir.
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Dejemos que donde haya conflicto, nuestro Ser promueva la resolución armónica de las diferencias; que donde haya discursos de odio, nuestro Ser encuentre y emita palabras de aliento y tolerancia; que donde haya separación, nuestro Ser comulgue para recordar la Unidad de toda la vida en todas partes; que donde haya precariedad, nuestro Ser genere creaciones esplendorosas; que donde haya guerra, nuestro Ser encuentre la paz.
Cualquier emprendimiento, llámese pareja, familia, negocio, trabajo, servicio o filantropía, va a tener mucha mayor probabilidad de ser exitoso y perdurar si es con una base sólida y desarrollada de nuestra inteligencia emocional.