El 23 de noviembre se nombró como el Día Mundial de Fibonacci recordando al matemático italiano Leonardo Pisano, por la ciudad italiana de Pisa en la que nació en el año 1170, conocido también con el sobrenombre de Fibonacci.
Fue él quien llevó el sistema numérico indo-arábigo a Italia, pues hizo estudios con un gran maestro árabe además de aprender de sus viajes por Egipto, Siria, y Grecia. La gran aportación de Leonardo Fibonacci hizo que Europa pasara de la numeración romana y el uso del ábaco a la numeración decimal.
Pero además de esto, su gran contribución al mundo se basó en el descubrimiento de una secuencia numérica también conocida como número de oro, que representa matemáticamente cómo se conforma absolutamente toda la naturaleza, desde nuestros cuerpos hasta todo el planeta pasando por todos los reinos, y hasta el sistema solar, el universo y todo cuanto podemos imaginar, incluido el temido vacío, como elemento esencial de la vida. Pero ¿qué es lo relevante de esto para nosotros?
Que de forma puntual y clara podemos ver cómo existe un código maestro de creación que nos da sentido y pertenencia como parte de una misma sustancia universal, lo que ayuda muchísimo para despertar a la conciencia de unidad con toda la vida, a vernos reflejados en los otros y a no vernos como enemigos unos contra otros.
También, porque de forma gráfica es posible comprender que a veces tenemos que llegar al punto cero o, en otras palabras, a soltar todo para poder tenerlo todo, ¡y que esto es lo más natural del mundo! Que para reinventarnos tenemos que dejar ir algunos aprendizajes que ya han quedado obsoletos o que ya no aplican para aquello que queremos construir o crear, y a que, sin el punto de vacío en todas las áreas de nuestra vida, es imposible el advenimiento de nuevas y mejores cosas o situaciones.
La sucesión de Fibonacci describe la armonía que caracteriza a la naturaleza y nos proporciona el patrón más poderoso de orden y elegancia que podemos encontrar. Como muestra, se ha comprobado que las edificaciones antiguas que hoy en día siguen en pie, como pirámides, cúpulas y diversos templos, de alguna manera imitaron las pautas de la proporción dorada para su construcción, lo que además de hacerlos grandes atractores de energía, los hizo perdurables en el tiempo.
Por ejemplo, la ya conocida práctica de Feng Shui también tiene como base este patrón que se hizo muy popular debido a su eficacia para que los espacios en casas, oficinas y hasta consultorios, se vuelvan más armoniosos y ligeros. El conocimiento es poder, y tener estos conocimientos nos permite abrir la mente y el corazón a la insuperable belleza y al ordenamiento de la naturaleza para poder imitarla y aplicarla a todos los aspectos de la vida.
En este día Fibonacci vale la pena hacer una revisión de aquellas áreas en las que no nos caería mal un poco más de belleza, de orden, y de creación en expansión armónica.