Sin excesos

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Foto: (Especial)

Pocos placeres como la comida, reza la sabiduría popular; y nosotros somos privilegiados por tener una gastronomía que es considerada patrimonio del mundo, por su riqueza y variedad. Si uno quiere comprender la grandeza de cualquier sociedad, puede empezar por probar su cocina.

Diciembre en México es, particularmente, un mes dedicado a comer muchos platillos que no se preparan durante el resto del año (aunque se pueden encontrar) y nos hemos acostumbrado a que es un periodo de relajamiento para disfrutar, sin preocuparnos demasiado por las calorías. Pero no debe ser así.

Vigilar lo que comemos y lo que bebemos es un asunto que debe superar lo superficial y convertirse en una preocupación de salud personal y social. Aunque todo indique que estas semanas son de libertad absoluta para excedernos, cada año sumamos complicaciones a los problemas sanitarios que nos afectan como país.

Recordar, que la primera causa de muerte en México son las enfermedades cardiovasculares y que éstas se relacionan en su mayoría con el sobrepeso y la mala alimentación. De nuevo, nada en contra de la comida con la que hemos crecido generaciones completas, solo que podemos disfrutar tanto o más si comenzamos a reducir las porciones, agregar más verduras y frutas, además de eliminar en lo posible el azúcar y la sal.

También no olvidar que el invierno no es sinónimo de inactividad física, menos en un país que ha sido bendecido con buen clima, incluyendo el norte del país. Debemos mantener una rutina de ejercicio en interiores para evitar llegar al fin de la temporada con esos kilos que estuvimos evitando subir durante el año. Dividir los meses entre los que se hace dieta y los que nos olvidamos de ella, no es vivir sanamente.

Todo, aunque suene chocante, es moderación. Conozco la frase, muy popular en esta temporada, de que solo nos llevaremos de la vida aquello que comimos, vivimos y disfrutamos; sin embargo, ese punto de vista tiene dos detalles poco eficientes. El primero es que nos olvidamos de que, en caso de una enfermedad, los más afectados son nuestros seres queridos, que padecen igual, o más, que nosotros en esa situación. El segundo, es la pérdida progresiva de calidad de vida y el daño que le hacemos a nuestra sociedad al deteriorar las condiciones de desarrollo social e incrementar los costos en salud pública. Es una tarea del gobierno proporcionarnos el servicio, pero la nuestra es cuidarnos, para cuidar de los demás.

Vivir con salud es la riqueza más grande que podemos obtener, una que valoramos tristemente cuando la perdemos y acortamos el tiempo que podemos seguir disfrutando. Una sociedad inteligente es una sociedad en buen estado físico y mental.

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Para lograrlo, es recomendable que rompamos esos malos hábitos que han igualado las celebraciones con perder el control de lo que ingerimos. Por muy bueno que sea el régimen que estemos siguiendo, no servirá de nada si nos emplearemos a fondo estas cinco semanas en abusar de aquello que nos hace daño ahora y en los siguientes años.

Comprendo que venimos de años complicados, pero incluso durante la peor pandemia en la historia reciente, pudimos sobrellevar el encierro con precaución y prevención. Podríamos continuar así y adoptar otros comportamientos. El descanso es necesario y celebrar estas fiestas es un privilegio; sin embargo, la vida no se suspende y reinicia después del seis de enero.

El secreto, tal vez, está en el equilibrio. Saber dónde están nuestros límites y saber cómo administrarlos para que disfrutar con salud. Si no lo hemos hecho antes, estamos a tiempo de ponerlo en práctica; si ya lo hacemos, entonces cosecharemos en los siguientes años todo lo que hemos prevenido y atendido ahora.

En el caso en el que nos encontremos, cada diciembre es una oportunidad de comenzar de nuevo y buscar hacerlo todo mejor. Ese es el propósito más importante y el que deseo que podamos incorporar a nuestro día a día. Nos hacemos un favor nosotros y contribuimos realmente al bien común.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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