Opinión

Nuestra dicha hace un mundo mejor

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Foto: (Especial)

Tal vez ha escuchado mucho la frase “deja el mundo un poco mejor de como lo encontraste”, y aunque parezca trillada, realmente tiene un sentido muy importante, pues nos invita a abrir las posibilidades y a tomar con las dos manos las oportunidades que nos presenta la vida para convertirnos en los cambios que queremos ver. Nuestro paso por el mundo es único e irrepetible, así que nuestro propio mundo es un buen lugar para comenzar a generar una realidad mejor.

Desde los principios metafísicos de que todo es mente y de que como es adentro es afuera, podemos partir para proponernos mejorar cualquier área de nuestra vida que así lo necesite. El primer paso es tan importante casi como el resto del camino, y de las primeras acciones que tenemos que tomar es dejar a un lado todas las resistencias o aquello donde estemos más renuentes a querer cambiar.

Recuerde que en el universo no hay juicio, es decir que nadie le va a castigar si es que se resiste a un cambio y elige quedarse donde está. No es por este criterio que debemos elegir algo distinto, sino porque las condiciones o situaciones actuales realmente no nos gustan y nos hacen sentir tedio, pesadumbre o estancamiento.

Una resistencia en el fondo contiene la enorme duda de si realmente vendría algo mejor. ¿Qué pasaría si usted tuviera la certeza de que si suelta lo que le hace infeliz, en su lugar llegará algo que le hace muy feliz? ¡Lo soltaría sin duda! Y justo de eso se trata: aunque no tenga las pruebas físicas aún, su fe debe ejercitarse a tal medida que le permita dar el salto para aquello que realmente le haga sentir dicha y plenitud. Confíe en su poder interior para sostener los cambios.

Recuerde que el paso entre dejar ir y la transición en lo que llega lo nuevo no siempre es agradable, pero la fe y la confianza en usted mismo son las que le sostendrán para encontrar la luz al final del túnel. Muchas veces no queremos cambiar no porque de verdad ya no queramos la situación actual, ¡sino porque queremos evitar esta transición entre lo que se va y lo que llegará! Así que, si reconocemos esto, podemos dejar una de nuestras grandes resistencias sabiendo que este “dolor” de cambio es inevitable pero vale todas las penas.

La segunda acción que nos podrá servir muchísimo es incorporar la creencia de que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, que nos permitirá volvernos receptivos a la abundancia del universo, pues si nos concebimos como parte de la Divinidad, entonces ¿qué no es posible para esta? ¿Qué frecuencia se siente mejor? ¿Creer que estamos aislados, solos, desunidos, que no poseemos poder, que somos un cúmulo de mala fortuna y que somos incapaces de lo que otros sí pueden? ¿O sabernos parte de una sustancia divina, indivisible, buena, bella, universal, verdadera e infinita? Probablemente la segunda opción nos haga sentir más ligereza y libertad.

Desde ahí podemos comenzar a dar los pasos para generar esos cambios que harán de nuestra vida la experiencia satisfactoria que buscamos. La tercera y no menos importante, es AGRADECER. La riqueza comienza con el agradecimiento. El dinero, por ejemplo, es un tipo de riqueza, y si agradecemos por la cantidad que tenemos aunque sea “mínima”, pondremos la base para que llegue más. Y así con todas las bendiciones que tenemos en el presente. Ser agradecidos es un halo que procura que tengamos más de eso. Poner acción en movimiento hacia la construcción de nuestra dicha es un espléndido granito de arena para generar un mundo mejor. Los cambios comienzan en uno mismo.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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